Tengo 68 años y nací en Londres. Soy asesor de empresas: soy “coach” y formador de “coach”. Estoy casado con una psicoterapeuta y tengo 2 hijos (38 y 21 años), cada uno de un matrimonio. Soy un liberal de centroizquierda. Dios es una inteligencia universal. Soy autor del best séller mundial “Coaching for performance”.
CARLES CASTRO-Sir John Whitmore
Entrevista a Jhon Withmore – Usted es un “coach”, dice… -Sí. -O sea, un entrenador (“coach”, en inglés). -Sí, pero no necesariamente de deportistas, ¿eh? -Ah… ¿Y a quién entrena, entonces? -A usted, si quiere. A cualquiera. A ejecutivos de empresas… Soy entrenador de sus aptitudes, de sus talentos, de su potencial… A ese proceso le llamamos “coaching”. -No acabo de entenderlo… -Es que el “coaching” es más fácil practicarlo que explicarlo. -Ensaye una definición de “coaching”. -Consiste en ayudar a alguien a pensar por sí mismo, a encontrar sus respuestas, a descubrir dentro de sí su potencial, su camino al éxito… sea en los negocios, en las relaciones personales, en el arte, el deporte, el trabajo… -Suena muy bien, pero sigo sin verlo… -Lo mejor es que le explique un caso. -Gracias. -Estaba yo dando una clase de tenis y… -¡Entonces sí entrena a deportistas! -Verá, es que todo esto del “coaching” empezó cuando leí en 1975 un libro de Tim Gallwey: “Inner game of tennis” (“El juego interior del tenis”). Gallwey aplicaba al tenis las nuevas tesis psicológicas que bullían en California, lo de “está en paz contigo mismo, sé feliz…”, y Tim añadía: “…y serás más eficiente, ganarás al tenis”.
¡Él aplicó todas esas técnicas al entrenamiento deportivo! -Y usted, ¿se puso a dar clases de tenis? -En 1978 fundé The Inner Game (el juego interior), una escuela de entrenamiento deportivo con las técnicas de Tim: tenis, esquí… y pronto empezamos a aplicarlas también a directivos de empresas británicas. -Y nació el “coaching”. -Sí: nos quedamos con el apelativo deportivo de “coach”… porque a los británicos les aterraba aquel concepto de “juego interior”. -Volvamos al caso, a la clase de tenis… -Sí. Estaba yo entrenando a una señora en su servicio, en su saque. Y vi que, después de cada saque, ella daba unos pasos hacia atrás.
Un entrenador normal le hubiera dicho: “No te vayas para atrás”. Pero en “coaching”, no. -¿Ah, no? ¿Qué hacen? -Preguntas. El “coach” pregunta y pregunta… ¡Y es el interesado quien encuentra las respuestas dentro de sí! Eso lo hacía Sócrates… ¡Dentro de ti están las respuestas! -¿Qué le preguntó a la señora tenista? -“¿Qué notas tras hacer el saque?” Ella iba diciendo cosas. “¿Y qué más?”, repreguntaba yo. Y más cosas. “¿Y qué más?” Hasta que descubrió -ella sola- que se iba para atrás. “Ah -le dije-, y ¿cuántos pasos te vas para atrás?” Y empezó a calibrar esa distancia ella misma. Y, acto seguido, a controlarla: y cada vez que sacaba se iba un poco menos hacia atrás. Hasta que dejó de hacerlo. -Buen “coach”, usted: felicidades. -Espere: un día, después de un saque, ¡se fue hacia delante! Y, entonces, una sonrisa enorme se dibujó en su cara. Y me dijo: “¡Es la historia de mi vida! Ante cualquier problema, siempre he dado un paso atrás. ¡Y qué bien me he sentido ahora, al ir hacia delante! ¡Así viviré el resto de mi vida!” Bien, pues eso es el “coaching”, y este ejemplo serviría igual para el mundo de los negocios. -¿Se había encontrado a sí misma? -Y dijo: “¡No puedo esperar para que mi marido lo sepa: corro a casa!” ¡Pobre marido, pensé yo, ja, ja, ja…! Se trata de que cada uno encuentre su yo, que cada uno se pregunte: “Yo, realmente, ¿qué quiero?” Si respondes a esta pregunta, tendrás un sentido, y luego calibrarás todas las vías posibles para alcanzar ese objetivo: elige una. -¿Y usted conoce ya su yo verdadero? -Yo era un estúpido, muy estúpido… Y ahora no soy perfecto: ¡siempre hay que mejorar, hay que seguir “entrenándose”! Hasta el mejor de los deportistas de elite lo hace, ¿no? ¡Siempre hay terreno para mejorar! -¿Por qué dice que fue un estúpido? -A los 19 años decidí pilotar coches de carreras. A los 28 años intuí por qué: veía a mis padres tan grandes.., que quise competir, y competí conmigo mismo. Cuando ya me había probado, lo dejé, y me metí en negocios. Tuve éxito: una casa en el Caribe, otra en Londres, mi avioneta… ¡Lo tenía todo! -¿Y dónde está la estupidez en todo esto? -¡Yo sólo “tenía”! Y viví mi “crisis de sentido”… Nos pasa a todos. Empiezas a preguntarte por qué haces lo que haces, eludes la respuesta, las preguntas siguen creciendo, hasta que chocas contra ellas. Eso puede sucederte suavemente, o a lo bestia. En mi caso fue a lo bestia, y tuvo forma de mujer. -¿Me lo cuenta, por favor? -Mmm… Era una actriz negra jamaicana. Una Naomi Campbell en interesante. Sus novios anteriores habían sido Bob Marley y Marlon Brando… Yo era rico, divorciado… -¡Todo perfecto! -Sí, todo perfecto: mi casa del Caribe, las palmeras, el sexo… Y ella me preguntó: “Y tú, ¿quién eres?”. Yo decía: “Piloto de carreras, empresario, esto, lo otro…”. Y ella: “Ya, esos son tus ropajes, pero tú ¿quién eres?” Y empecé a sentirme mal. Enfermé. Tenía algo grave. Volamos a Londres, de urgencia: meningitis. Estuve a punto de morir. Yo era un esqueleto, olía mal, estaba horrible, incapaz… Ella me leía libros de Hermann Hesse que alimentaron mi espíritu. Ella y mi ex mujer estuvieron a mi lado. Entendí: yo vivía una vida falsa. Lo importante era el amor incondicional de esas mujeres, y mi espíritu. -Y hoy…, ¿cuál es hoy su objetivo? -Yo ya sé que el mío es ayudar. Hoy sé que esa es mi riqueza. Cuando noto que he hecho algo por mejorar un poco la vida de otro, ¡siento en mí que no hay nada más grande!
Capital Humano