La palabra “emprendedor” nos puede remitir a grandes personajes de la historia como Roald Amundsen y Robert F. Scott quienes fueron los primeros hombres en alcanzar el polo sur en 1911.
En nuestros días parece ser que no encontramos espíritus tan aventureros o podríamos pensar quizá que “ya todo está descubierto”, quedando como excusa para no emprender más. Sin embargo, emprendedor es toda aquella persona que desarrolla un proyecto nuevo en cualquier campo (como la cultura, el deporte, la ciencia, etc.), por convicción, comprometiendo su tiempo, sus recursos, su integridad física y en ocasiones hasta la propia vida.
Dentro de la gama de “emprendedores” se puede resaltar al emprendedor “productor”, que es aquel que cuenta con alto nivel de inventiva y recursos técnicos para generar nuevos productos, los cuales pueden desembocar en la generación de propiedad industrial como patentes o modelos de utilidad.
También están los “emprendedores sociales”, que son aquellos que desarrollan actividades en favor se sectores de la sociedad considerados como “vulnerables” y que precisamente buscan elevar la calidad de vida de esas personas sin recibir un pago propiamente dicho.
Existen los “intra emprendedores” son aquellos empleados de una organización que desarrollan nuevos proyectos para la empresa, generalmente buscando alcanzar la innovación en productos, servicios o procesos.
El “inter emprendedor” es el tipo de persona que labora un tiempo dentro de una empresa y conoce el “que hacer” del negocio y después salen de la empresa para iniciar la propia con lo aprendido anteriormente.
El “emprendedor empresario” es aquel que desarrolla habilidades administrativas (que pueden ser innatas o adquiridas) para generar negocios.
Por otra parte, las incubadoras de negocios son entidades cuya misión es proporcionar las condiciones favorables para la creación de una empresa, para ello cuentan con modelos de incubación de empresas que no es otra cosa más que una metodología que debe aplicarse en lo general para todos los proyectos en incubación, así como en lo particular para cada giro de negocio en cuestión.
Tal es el caso de la Incubadora de negocios “Manuel de Jesús Álvarez Campos” de la ULSA México cuyo modelo de incubación de empresa consta de tres etapas:
La primera de ellas es la “pre incubación” que consiste en preparar un anteproyecto de negocio y presentarlo al comité interno de evaluación de proyectos.
La incubación del negocio que consiste en el desarrollo del plan de negocios, mientras que la Pos incubación que es el monitoreo del desempeño de la empresa en el mercado.
Las ventajas que un emprendedor de acudir a la incubadora de negocios es como cuando uno va a salir a carretera: nos vamos “por la libre” o por la de “cuota”. “Por la libre” es cuando el emprendedor inicia su empresa, muchas veces de forma empírica o en el mejor de los casos preguntando a sus familiares, amigos y conocidos la opinión sobre su proyecto; tomando decisiones sin fundamento o “por salir del paso”.
En cambio, un primer beneficio de asistir a una incubadora es evitar errores que otros hayan cometido, ya que contará con la asesoría especializada en cada área que compone la empresa como lo son mercadotecnia, procesos productivos, administración, finanzas, aspectos legales, entre otros, que responden a las necesidades particulares de cada proyecto incubando.
En resumen una incubadora de negocios no puede garantizar el 100% del éxito de la empresa (quien les garantice esto, les está mintiendo); lo que si puede hacer es disminuir la probabilidad de fracaso del negocio.
En la incubadora de negocios Manuel de Jesús Álvarez Campos lo esperamos para darle toda la información si tiene la intención de crear una empresa.
Mario Alberto García Díaz, Jefe de Incubadora de Negocios Manuel de Jesús Álvarez Campos
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