¿En qué consiste una buena gestión empresarial?

En términos generales, la gestión empresarial consiste en identificar y armonizar todos los recursos de la empresa en pro de alcanzar los resultados deseados que, típicamente, son objetivos tanto financieros como de operación, de acuerdo al producto o servicio que ofrezca al mercado en el cual participa.

 

En este sentido, el actor principal en una buena gestión empresarial es el director general, que es el que define, primeramente, el propósito superior de la empresa; es el que define los objetivos de mayor nivel organizacional para garantizar la sustentabilidad de la empresa. De ahí, baja a los líderes organizacionales que son, normalmente, los que construyen planes en función de lo que se definió y que, después, tienen que ser “cacareados” o dados a conocer a toda la organización con parámetros de medición muy específicos, transmitiendo las acciones concretas que tienen que lograr cada una de las áreas.

Asimismo, para poder gestionar de manera eficiente una organización es muy importante que las personas que la integran tengan las competencias necesarias; es decir, que tengan los conocimientos y habilidades para alcanzar las metas. La capacitación ofrece, justamente, las herramientas mediante las cuales los colaboradores gestionan la organización y permiten alcanzar los resultados de la empresa.

Principales amenazas en para el logro del objetivo

La primera amenaza que veo y que, además es muy común y lo tenemos medido, es que no todas las empresas tienen definidos y comunicados los objetivos de la organización. La falta de claridad de lo que el colaborador tiene que lograr es el primer obstáculo, el cual deriva en una falta de compromiso.

 

En mi experiencia, hay muchos líderes que me dicen “es que falta compromiso por parte de la gente”, pero lo cierto es  que muchas veces la falta de compromiso está ligada a que la gente no sabe a qué se tiene que comprometer. Si nadie nos dice lo que tenemos que lograr y es algo que no conocemos, nuestro compromiso no puede existir.

 

Otra de las amenazas consiste en la falta de habilidades para alcanzarlo, es decir, cuando a pesar de estar claros los objetivos, las personas no están debidamente formadas para lograr las metas. Y la que considero que es muy escasa en el mercado y que, sin embargo, es muy importante es un buen esquema de recompensa, de reconocimiento y un buen sistema de consecuencias, es decir, que la gente sepa qué es lo que gana si logra lo que la empresa le está solicitando y qué es a lo que se enfrenta como consecuencia, si no lo logra.

 

Asimismo, aunque suene un poco absurdo, tal pareciera que es más complejo establecerlo en empresas grandes porque hay que darlo a conocer a un número mayor de personas que en empresas chicas, pero mi experiencia dice que es exactamente lo contrario. En empresas grandes y estructuradas eso se tiene como un proceso muy formal, muy serio; existe todo un seguimiento de esta gestión, mientras que en empresas nuevas, pequeñas, en muchas ocasiones se obvia lo que el sentido común nos dice “estamos aquí para operar, vender, ahorrar, producir. Entonces, una misma persona medio vende, medio opera, medio ahorra … Por lo que entre más grande y estructurada, una empresa tiene, en mi experiencia, mejores herramientas de gestión cuando, en realidad, debería ser al revés pero lo cierto es que no funciona así.

 

En conclusión, diría que la gestión de la organización es el “timón del barco”. Descuidar la gestión es descuidar la dirección y descuidar el control de la organización; en definitiva, la gestión del negocio.

Raciel Sosa

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