Los secuestradores ya no ven en los empresarios millonarios a sus principales víctimas, pues ahora prefieren a los comerciantes o profesionistas de clase media.
En el 2009 se denunciaron 84 secuestros, 101 personas fueron privadas de su libertad, fueron desmembradas 16 bandas y detenidos 106 de sus integrantes, de acuerdo con cifras de la Procuraduría General de Justicia del DF (PGJDF).
Personal de la Dirección de Estadística y Política Criminal de la dependencia señaló que alrededor del 80 por ciento de los secuestrados era de clase media.
Javier Cerón, Subprocurador de Averiguaciones Previas Centrales, afirmó que al paso de los años las bandas de plagiarios han modificado su forma de operar, y también ha cambiado el perfil de sus víctimas.
El funcionario explicó que ahora las delegaciones con más secuestros son Iztapalapa, Gustavo A. Madero y Azcapotzalco, donde no existen zonas residenciales, centros de negocios o comunidades de personas con elevados ingresos.
“A nosotros no nos interesa la clase social a la que pertenezca la víctima, tenemos que investigar todos los casos y ubicar a los responsables, detuvimos a unos albañiles que se les ocurrió secuestrar a su patrón para pagar una deuda”, dijo.
En los últimos años, la PGJDF ha detectado que las bandas conformadas por hasta 20 plagiarios, que se dividían las tareas y tenían un elaborado trabajo de logística, están en proceso de extinción, y han dado paso a grupos formados por no más de tres integrantes, menos especializados.
Elementos de la Fuerza Antisecuestros (Fas) de la PGJDF afirmaron que actualmente la mayoría de los plagios duran menos de una semana, algunos menos de 2 días, los delincuentes piden cantidades pequeñas y en ocasiones aceptan joyas y hasta laptops como rescate.
“Ahora secuestran al señor que tiene una tienda, al vecino que ven que trae un carro bueno y que lleva a sus hijos a una escuela privada, los secuestros son muy cortos, de 2 o 3 días, piden el dinero que pueda reunir la familia y entregar rápido”, dijo una fuente de la Fas.
En Iztapalapa se han registrado plagios de dueños de microbuses y hasta tianguistas, aunque los comerciantes de la Central de Abasto son las principales víctimas de secuestro.
El año pasado hubo un secuestro en el que los plagiarios pidieron 35 mil pesos de rescate; en otro la familia pagó 75 mil pesos, y entregó un vehículo Renault y una computadora.
En el área antisecuestros comentaron que la presión mediática generada cuando la víctima es una personalidad obliga a las autoridades federales y locales a ser más incisivas en sus investigaciones, por lo que los delincuentes prefieren privar de su libertad a gente de bajo perfil.
“Aunque hay secuestradores muy burdos, ellos mismos se dieron cuenta que es más fácil plagiar a 10 personas que no son conocidas, y sacar cantidades menores, que a un gran empresario y tener mucha presión, ahora prefieren al abarrotero, al tortillero o al que tiene varios coches”, dijo un funcionario de la Fas.
Hasta el 2000, la PGJDF tenía ubicados 20 grupos de plagiarios bien estructurados, y ahora sólo registra dos bandas medianamente organizadas.
En la mira del hampa
De acuerdo con la Procuraduría de Justicia, cada vez menos empresarios son privados de su libertad.
• Los secuestradores prefieren como blanco a comerciantes, profesionistas y personas de clase media.
• Piden cantidades menores de rescate.
• Las delegaciones de más secuestros son Iztapalapa, Gustavo A. Madero y Azcapotzalco.
• Han llegado a solicitar rescates de 35 mil pesos, y a aceptar vehículos, joyas y laptops.
• Los secuestradores son imitadores o inexpertos.
Arturo Sierra, reportero del diario Reforma (nota publicada el 28 de febrero 2010)