Se acabó el petróleo fácil. Los campos convencionales, gigantes, de bajo costo y fácil explotación como Cantarell, se están acabando, no solo en México, sino en el mundo. Los nuevos descubrimientos son más pequeños, más costosos y difíciles de explotar. La nueva producción mundial vendrá de fuentes no convencionales: lutitas (shale), aguas profundas, gas grisú, arenas bituminosas.
México tiene un gran potencial de hidrocarburos. El país tiene recursos no convencionales superiores a los 60.2 mil de millones de crudo equivalente, especialmente de lutitas. Hablando de ellas, México tiene las sextas reservas más grandes del mundo de gas de lutitas y las octavas reservas más grandes de petróleo de lutitas.
No todos los recursos son iguales. Perforar un pozo de aguas profundas cuesta entre 200 y 250 millones de dólares en el Golfo de México. Un pozo horizontal para lutitas cuesta entre 10 y 20 millones de dólares. En caso de éxito, desarrollar un campo en aguas maduras requiere más de 15 mil millones de dólares en un horizonte de 30 o más años. Las lutitas, por otro lado, alcanzan su pico de producción en unos cuantos meses y su desarrollo depende del éxito de otros campos similares en un área colindante.
Las oportunidades de México en petróleo son aguas profundas y lutitas. Aguas profundas son el área de oportunidad de un puñado de empresas, que tienen la tecnología, inversiones, recursos humanos y experiencia para desarrollarlos. El éxito de las lutitas, por otro lado, radica en una operación de alta eficiencia y logística, donde los resultados individuales son bastante modestos, pero multiplicados por cientos, logran importantes aportaciones.
El éxito de la reforma energética radica en las PyMEs, ya que ganan terreno por dos frentes: uno como proveedores de productos y servicios de las nuevas compañías que vengan al país, y también como posibles petroleras, especialmente en shale. Por su escala, costos y filosofía de operación, shale es una oportunidad a la medida de pequeñas y medianas empresas petroleras que pueden nacer producto de la nueva reforma, como en Estados Unidos.
Por: Gonzalo Monroy, director de GMCE