El crecimiento de cualquier empresa, invariablemente significa más inversión. Esto suena bien, sin embargo, es un tema con varias aristas que se debe catalogar como delicado.
Al recurrir a inversionistas implica la dilución de la empresa, ya que se proporcionan parte de las acciones de la organización, disminuyendo el porcentaje de estas a los fundadores. En el caso de que la valuación de las acciones originales valgan más, es una buena noticia, si no es así, perder porcentajes grandes de participación puede traer problemas en el largo plazo.
“En estos procesos, es recomendable conseguir el dinero justo y ponerse a trabajar, porque es la única forma de generar valor”, recomienda Jorge González Gasque, director general de G2 Consultores y especialista en startups. “Un emprendedor inteligente sabe que necesita ir construyendo éxito y credibilidad antes de conseguir más dinero”, agregó.
Estas son algunas razones por las que debes evitar diluir tu empresa rápidamente:
- Pierdes dinero: Cuando la empresa comienza a diluirse de sacrifican ganancias. Si al final por diluirte de más sólo posees, por ejemplo, el 10% de la compañía y esta se logra vender, sólo conseguirás el 10% del valor neto, en lugar de una cantidad que corresponda al esfuerzo y tiempo invertido.
- Agrega un nivel de incertidumbre: “Si el founder tiene un valor pequeño de la empresa, digamos un 20%, se comienza a correr el riesgo de que se vaya y haga otra cosa o se consiga un empleo y, por el contrario, mientras mayor sea, menor es el riesgo”, aclara González Gasque. “Desde el punto de vista del inversionista, es más difícil que se decida por invertir en la empresa porque, ¿pues para qué invertir si el founder podría irse en cualquier momento?”, señaló.
- Pierdes el control: Entre menos acciones tenga el fundador de la empresa, es menor su capacidad de influencia al tomar decisiones importantes en la empresa. Incluso pueden tomar decisiones sin su consenso, pues básicamente el fundador fue desplazado por haber sido diluido, explicó González Gasque.
- Desmoraliza al equipo: Cuando los empleados ven al fundador perdiendo el control, genera en el equipo una sensación de que los inversionistas tienen mayor peso y que el fundador pierde liderazgo y la confianza de sus colaboradores.
- Inhibe la capacidad de reclutar talento: Con una empresa diluida, se deja de contar con las suficientes acciones para reclutar talento de primer nivel.
“Perder la capacidad de conseguir talento sólo ocurre cuando se poseen porcentajes muy bajos de la compañía, pero es fácil llegar a esos porcentajes si te diluirse en las rondas tempranas y luego necesitas mucho dinero para escalar, porque en las rondas subsiguientes te pueden dejar frío”, concluyó Jorge González Gasque.
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Redacción
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