Latinoamérica tiene un punto de partida desafiante con respecto a su brecha de habilidades. De acuerdo con diferentes estudios llevados a cabo por el Banco Mundial, en la actualidad, 31,6% de las empresas de diferentes industrias de la región luchan por encontrar trabajadores adecuadamente cualificados. Eso es significativamente más alto que el promedio mundial del 21,2% y, de hecho, representa la cifra más alta entre todas las regiones en el estudio de 139 países.
La urgencia de volver a capacitar a los trabajadores para una nueva era en donde las máquinas y robots inteligentes es especialmente aguda para Latinoamérica, porque hay muchos trabajos que con una visión empresarial están en riesgo. Los mismos estudios estiman que 27% de los latinoamericanos que están empleados en la economía formal tienen trabajos donde la mayor parte de su tiempo se dedica a tareas rutinarias. Más del 40% tiene trabajos con una cantidad moderada de trabajo rutinario.
En resumen, una mayor proporción de la fuerza laboral de Latinoamérica necesita “volver a capacitarse” para los trabajos nuevos o modificados que se crearán mediante tecnologías inteligentes y debido al escenario mundial que se vive actualmente. Sin una acción decisiva, los trabajadores desplazados por la automatización podrían terminar en el trabajo informal, deprimiendo aún más los salarios en el extremo inferior de la escala de ingresos y amenazando el valioso progreso que Latinoamérica ha logrado en la reducción de la informalidad y la desigualdad. Un círculo vicioso de informalidad, bajas habilidades y baja productividad podría anular el potencial de crecimiento que las tecnologías inteligentes ofrecen a la región. Pero este sombrío escenario es evitable.
Creando la gran fuerza laboral que caracteriza a Latinoamérica
Todas las economías están luchando con este dilema y nadie tiene todas las respuestas. Basándonos en el análisis del panorama mundial sobre la relevancia en tecnologías inteligentes y empleo, considerando que las respuestas más efectivas se basarán en la comprensión de dos formas en que las tecnologías inteligentes cambian el trabajo: dotar a los trabajadores de nuevas habilidades y liberar capacidades humanas que las máquinas no pueden igualar.
Primero, al trabajar con robots y nuevas tecnologías, los empleados pueden obtener habilidades físicas y mentales sin precedentes.
Los beneficios son claros, pero los procesos, comportamientos y culturas deben adaptarse. Muchos empleados necesitarán capacitación para incorporar nuevas tecnologías en sus rutinas diarias. Un grupo más pequeño encontrará trabajo administrando la tecnología. Las máquinas, como los robots colaborativos, deben ser entrenados, mantenidos y guiados. Todavía se necesita un ser humano para evitar que una máquina dé un salto lógico que contravenga las normas y reglas sociales o legales. Estas capacidades aumentarán en importancia.
En segundo lugar, cuando las máquinas asumen tareas rutinarias, las empresas pueden dar rienda suelta al talento humano. Las descripciones de puestos futuros enfatizarán las habilidades que realmente distinguen a los humanos. Estos incluyen creatividad, empatía, flexibilidad y juicio en medio de la incertidumbre: la capacidad de pensar con rapidez. Estas habilidades sociales y de comportamiento ya son apreciadas por los empleadores porque son fundamentales para la innovación. Con máquinas que realizan el trabajo pesado técnico y físico para mantener las luces encendidas, equipos humanos ágiles, colaborativos y multidisciplinarios impulsarán el negocio con imaginación y espíritu emprendedor.
Retos y oportunidades
Sobre la base de la composición de la fuerza laboral latinoamericana (la región tiene la mitad de los trabajadores altamente calificados que Europa y Estados Unidos, y un 50% más de trabajadores de baja y media calificación) el desafío de “mejorar las calificaciones” parece abrumador. Pero la llegada e integración de nuevas tecnologías también podría ser una oportunidad para reducir la brecha con las economías avanzadas. De hecho, la naturaleza de las habilidades necesarias en la era de las nuevas tecnologías como la robótica colaborativa puede favorecer a Latinoamérica.
¿Cómo? Si pensamos en el surgimiento de Internet y la “economía del conocimiento”, vemos que desencadenó un aumento en la demanda de habilidades técnicas y trabajadores capacitados en disciplinas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM). Asia, como región, aprovechó la oportunidad para orientar la educación y la formación hacia esas necesidades. A Latinoamérica le fue peor.
Esta vez, las habilidades técnicas específicas, que son efímeras y necesitan una actualización continua, son vulnerables a la automatización. Por el contrario, las habilidades conductuales, cognitivas y sociales adquieren una nueva importancia. Se podría argumentar que la creatividad, la colaboración, la resiliencia y la asunción de riesgos son habilidades que las culturas latinoamericanas han apreciado y nutrido; han sido fundamentales para generar agilidad frente a condiciones volátiles. Además, estas habilidades “más suaves” no se limitan a un solo sector, lo que abre oportunidades para un sector más amplio de la sociedad.
Otra ventaja potencial: en Latinoamérica, los consumidores y los trabajadores han mostrado un apetito líder en el mundo por interactuar con nuevas herramientas de trabajo.
Las empresas deben dar un paso al frente
En una frase, las empresas deben poner su dinero donde en donde están sus ideas. Durante muchos años, las corporaciones en Latinoamérica y en todo el mundo han hablado de una creciente brecha de habilidades. Incluso durante los períodos de alto desempleo, los empleadores dicen que tienen problemas para encontrar candidatos calificados. En una encuesta reciente, por ejemplo, más del 60% de los ejecutivos de alto nivel mencionaban que una creciente brecha de habilidades es su principal problema en el lugar de trabajo.
Sin embargo, las empresas han reducido la formación. En una encuesta global reciente de Accenture, cuando se les preguntó cómo ajustarían los presupuestos de capacitación para cumplir con los requisitos de habilidades de la empresa inteligente, el 40% de las empresas dijeron que no tenían planes de aumentar el gasto, el 57% planeó pequeños aumentos y solo el 3% planeó aumentos significativos.
Por supuesto, simplemente arrojar dinero al problema no es la solución. Los trabajadores también necesitan tiempo para capacitarse, por ejemplo. En la mayoría de los casos los empleados reconocen que el mayor obstáculo para participar en la capacitación es tener tiempo durante la jornada laboral.
La buena noticia es que los empleados están ansiosos por obtener la capacitación que necesitan para seguir empleados a medida que las empresas automatizan más tareas y procesos. Accenture descubrió que 67% de los trabajadores en todo el mundo creen que aprender a trabajar con nuevas tecnologías será importante o muy importante para ellos en los próximos tres a cinco años.
Las empresas deben sacar la formación de la era de las líneas de montaje para afrontar el desafío de las habilidades. El aprendizaje “experiencial” – aprender haciendo y observando – es más efectivo que las clases magistrales para enseñar las habilidades cognitivas y sociales requeridas. Cuando las clases tradicionales no son efectivas, como suele suceder, se debe buscar utilizar enfoques de aprendizaje que se centren en la interacción humana.
Las empresas deben buscar oportunidades de aprendizaje práctico y contratar trabajadores experimentados para ayudar a sus colegas más jóvenes. Al enseñar habilidades técnicas, como cómo trabajar con un nuevo robot o herramienta de trabajo, vale la pena utilizar “micro-módulos” que son más convenientes y pueden ayudar a los empleados a absorber más.
Finalmente, las empresas deben aprovechar las nuevas tecnologías para la docencia. Empresas como Universal Robots están utilizando la realidad virtual y la realidad aumentada para capacitar a sus trabajadores.
Repensar las estrategias de habilidades
El apoyo del gobierno jugará un papel fundamental para ayudar a los trabajadores en la transición a las “empresa inteligente”. La capacitación en habilidades gubernamentales, ya sea que se brinde a través del sistema educativo o en programas de capacitación y desarrollo de la fuerza laboral, también debe actualizarse para la era de las máquinas inteligentes.
Minimizar el riesgo mejorará las probabilidades de éxito. Al identificar los sectores y las regiones que son más vulnerables a las interrupciones, los gobiernos pueden apuntar a los trabajadores con mayor riesgo. En Latinoamérica, esto incluye a los trabajadores de manufactura, ensamblaje, alimentos y bebidas, etc.
Cada país necesita diseñar estrategias de desarrollo de habilidades que sean relevantes para sus realidades y tendencias económicas. Esto significa comprender qué industrias (y ocupaciones y habilidades relacionadas) serán líderes en crecimiento. También significa comprender los planes del país para invertir en infraestructura, nuevas tecnologías y capacidades tecnológicas. Estos factores afectarán la rapidez con la que se implantan las tecnologías de automatización inteligentes. Ir rápido exige un enfoque en la actualización rápida. Ir demasiado lento significa quedarse atrás de otros países en crecimiento y competitividad. El momento de planificar es ahora.
Las empresas y los gobiernos de Latinoamérica tienen la responsabilidad de convertir este imperativo de integración de nuevas tecnologías y el desarrollo de nuevas habilidades en una oportunidad al realizar inversiones en tiempo, dinero y energía para aprovechar las ventajas potenciales de la región. Los trabajadores están listos.
Por Manuel A. Sordo, General Manager para Latinoamérica de Universal Robots
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