La industria alimentaria en nuestro país es clave para el crecimiento económico y gran atractivo para la inversión privada, debido a la gran cantidad de materia prima y la mano de obra especializada. En este sentido, ProMéxico prevé que para 2015 México mantenga costos competitivos y sea, inclusive, más atractivo para invertir que China.
A la par de este crecimiento, ésta industria encuentra desafíos diarios como innovar alimentos funcionales así como procesos que garanticen inocuidad y seguridad alimentaria, desde la manufactura, envasado, almacenaje y distribución, incorporando así a las empresas de todos tamaños, que integran esta cadena en el país.
En este sentido, la importancia del cumplimiento de normas nacionales y estándares internacionales de calidad e inocuidad en el sector no sólo radica en un mayor rendimiento de factores de producción y mejores condiciones laborales, sino también en la reducción de daños al ambiente, el manejo sustentable de productos y la responsabilidad social corporativa (RSC), cada vez más demandada por gobiernos y consumidores.
Recientemente, la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) dio a conocer que en México las pérdidas por las deficiencias en la logística equivalen aproximadamente al 35% tan sólo de la producción agrícola, porcentaje que acentúa, las dificultades en el manejo y suministro de uno de sus principales productos agroalimentarios.
Auditoría que previene
Cumplir con los requerimientos de inocuidad en alimentos se ha vuelto más complejo debido al incremento en el número de productos regulados y a las mayores exigencias impuestas a organizaciones del sector, que ante este panorama se ven obligadas a desarrollar la infraestructura necesaria y alinearse a estándares de calidad e inocuidad alimentaria que aseguren su estabilidad en la cadena y permanencia en el mercado.
En este sentido, las auditorías a proveedores son determinantes en esta industria, pues aunque muchos contratos dependen de la confianza entre ellos, una evaluación realizada a un proveedor en requisitos específicos de sus propios clientes -auditoría de segunda parte-, ofrece la garantía que necesitan las empresas para el cumplimiento de su RSC, con base en normas nacionales o internacionales de certificación.
Para auditorías en el sector de alimentos, esta pueden ser de producto en proceso, producto terminado, embarques, bajo los protocolos de estándares reconocidos por legislaciones nacionales y también por los requeridos por las grandes cadenas de tiendas como:
– Buenas Prácticas de Manufactura
– Buenas Prácticas de Almacenamiento
– S.Q.F.: Safe Quality Food
– HACCP: Hazard Analysis and Critical Control Points
– BRC: British Retail Consortium
– IFS: International Food Standard
– BASC: Business Alliance for Secure Commerce
– ISO 22000: Sistemas de Gestión de Inocuidad Alimentaria
– Global G.A.P.: Organismo de Minoristas Británicos en conjunto con Supermercados de Europa
La auditoría es aplicable a cualquier empresa inclusive en otras categorías de negocio como: franquicias o distribuidores, de autos, ya que todos tienen proveedores y generalmente los prospectos potenciales son los que ya trabajan bajo un sistema ya sea de calidad o inocuidad no necesariamente certificado.
Contar con una auditoría de segunda parte garantiza que los procesos entre la producción y la llegada de alimentos al consumidor final están bajo control, además de los siguientes beneficios:
– Estabilidad en el mercado, mediante el cuidado de la marca
– Determinar el nivel de cumplimiento con los requerimientos del cliente
– Identificar principales áreas a desarrollar por parte de los proveedores
– Identificar el status actual de los proveedores existentes
– Reducir quejas con respecto a la calidad o inocuidad
– Consolidar relaciones de excelencia y lealtad con sus proveedores
– Consolidar estrategias de abastecimiento a largo plazo
Sin duda, a través de herramientas como una auditoría de segunda parte, la mejora continua en la calidad y trazabilidad en las distintas etapas de la cadena alimentaria, permitirá al sector alcanzar los estándares de inocuidad, de RSC demandados y consolidarse como uno de los más prominentes en la economía nacional
Por Luis Javier Cerecedo, Director de Operaciones de Sistemas de Gestión en TÜV Rheinland México
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