Supuestamente, y lo que diría cada una de las empresas si se les preguntara, no hay que ser bello para encontrar trabajo; sin embargo, la tendencia que existe en las compañías de contratar personas físicamente “lindas” y jóvenes, y de entregarles la oportunidad de un mejor sueldo, predispone a los empleadores a guiarse por la apariencia física del candidato, más que por sus conocimientos.