Deténganse un segundo a pensar y analicen lo siguiente: ¿cuáles son las aplicaciones que utilizan habitualmente en su computador personal? Estoy segura de que la respuesta de la mayoría de ustedes estará contenida dentro la siguiente lista: procesador de texto, planillas de cálculo, email, mensajería, redes sociales, reproductores de audio y video, navegación web. La gran parte de las herramientas que utilizamos día a día no requieren de gran capacidad de procesamiento; pueden ser corridas con facilidad en un navegador web.
Hoy por hoy, la mayoría de las notebooks exceden con creces estas prestaciones. Poseen amplias capacidades de almacenamiento, potentes procesadores gráficos, sistemas operativos complejos, y otras características que, a fin de cuentas, significan un mal aprovechamiento de los recursos y una reducción de los beneficios de la movilidad.
Desde Google hemos hablado de los beneficios de la computación en la nube desde hace años. Ya en 2007 fuimos pioneros con el lanzamiento de Google Docs, la plataforma para creación y edición de documentos online, que hoy es utilizada a diario por millones de empresas e individuos.
Este tipo de aplicaciones web no sólo brindan las prestaciones de las suites tradicionales sino que, además, permiten acceder a los documentos desde cualquier computador que pueda conectarse a Internet, e introducen nuevas posibilidades de trabajo colaborativo.
Google Docs fue apenas un primer paso. Cada vez son más las aplicaciones que permiten trabajar, comunicarse y entretenerse desde una estructura web, brindando mayor flexibilidad y comodidad tanto para el ámbito laboral como para el entretenimiento.
La realidad es que, en una sociedad cada vez más interconectada, el concepto de computador personal se está modificando fuertemente. Si la mayoría de las actividades se realizan en la web, ¿por qué no desarrollar un ordenador que esté pensado, específicamente, para trabajar sobre la web?
Imagínense lo siguiente: una notebook pequeña, liviana, con batería de larga duración, conectividad Wi-Fi y 3G, que le permite acceder a sus mails y documentos diez segundos después de haberla encendido.
Google presentó la primera versión de este tipo de dispositivos a fines del año pasado: la CR-48 es la primera laptop con sistema operativo Chrome OS. Fue distribuida gratuitamente entre los usuarios que se suscribieron para el beta-testing. Pocos meses después hay ya dos fabricantes líderes de hardware, Samsung y Acer, que están vendiendo sus propias versiones de Chromebooks.
Muchos se preguntarán cuáles son las ventajas de este producto ante una netbook o notebook tradicional. El cambio no sólo es tecnológico sino también conceptual. El futuro de la computación está en la nube. En un par de años, será absurdo pensar en la pérdida de información por una avería de hardware o el extravío de un equipo; al resguardar los datos en una plataforma remota, accesible de manera segura a través de la web, será imposible el robo o pérdida de información.
También será cosa del pasado el concepto de actualizar una PC, tanto a nivel de hardware o de software. Al correr aplicaciones en la nube, las actualizaciones correrán de manera automática y transparente, sin que el usuario deba realizar ninguna operación.
La mayor disponibilidad de hotspots Wi-Fi, la baja en el costo de los abonos de 3G, el surgimiento de nuevas y mejores aplicaciones que permitirán realizar más operaciones y estarán disponibles a través de Chrome Store, todas estas son perspectivas a futuro que no se pueden detener.
Ninguno de los grandes actores del mercado puede negarlo: el futuro de la computación está en la nube. La primera generación de Chromebooks es apenas la avanzada, el comienzo de una era con dispositivos que ofrecerán mayor movilidad, comodidad, rapidez y capacidad de procesamiento para la vida y el trabajo online.
Por Adriana Noreña, Directora General de Google para Hispanoamérica
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