Las micro, pequeñas y medianas empresas constituyen uno de los ejes básicos en la economía nacional. De acuerdo con el último censo del INEGI, estas compañías contribuyen con el 72.1% del empleo y aportan el 52% del Producto Interno Bruto (PIB). Con base en tales cifras, resulta fundamental garantizar que después de su apertura, las MiPyMEs se afiancen y continúen con su crecimiento, para que la economía nacional permanezca firme.
Desafortunadamente, el empresario MiPyME no siempre cuenta con la capacitación o recursos necesarios para llevar a cabo su labor y conservar su actividad, provocando que hasta ocho de cada 10 microempresas cierren durante su primer año de operaciones, debido factores como:
• Recursos limitados
• Ausencia de personal adecuado
• Endeudamiento excesivo
• Inadecuado manejo de costos
• Bajo nivel de ventas
• Poco capital para invertir
• Opciones adecuadas de financiamiento
• Falta de estrategia o administración adecuada.
Ésto puede resumirse en la necesidad imperiosa de que los pequeños empresarios reciban una educación financiera, gracias a la cual podrán ofrecer atención específica a los factores antes mencionados y encontrar diversas opciones o alternativas para superarlos, hasta incrementar la generación de utilidades.
Al respecto, la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) plantea lo siguiente:
“Si cualquier persona requiere contar con al menos nociones básicas de Educación Financiera en su vida cotidiana, para el empresario MiPyME debe ser algo indispensable”; ya que si al ejercer las funciones administrativas no es capaz de determinar, por un lado, cuánto dinero puede generar la empresa, y por el otro, calcular el monto que debe obtener de ella para subsistir en un periodo determinado, es probable que la lleve al fracaso.
Según la Comisión, algo fundamental para evitar el cierre de MiPyMEs, es “tener la disciplina de separar las finanzas personales de las finanzas empresariales”. Entonces, a partir de lo que se gane en una panadería, farmacia, paletería, miscelánea, etc., no se deben financiar grandes celebraciones, transporte, gastos del hogar, entre otras cosas. Lo ideal es “que en el presupuesto de la empresa, el empresario se defina un salario (ingreso) con el que pueda enfrentar su presupuesto personal o familiar”.
Otras recomendaciones hechas por la Condusef para lograr la consolidación de las microempresas a través del tiempo, fueron recopiladas en el Decálogo para el Empresario PyME, que a continuación se presenta:
1. Elaborar un presupuesto familiar o personal.
2. Elaborar por separado el presupuesto de la MiPyME como unidad de negocio.
3. Determinar un salario razonable para cada trabajador -incluyendo al administrador o dueño-, acorde al tamaño de la empresa.
4. Conservar disciplina entre el presupuesto personal y el presupuesto de la empresa.
5. Revisar qué aspectos de ambos presupuestos se pueden mejorar con el fin de ahorrar.
6. En cada caso, comparar que opciones se tienen para obtener mayores ingresos.
7. De necesitar financiamiento, evaluar cuál es la mejor opción para la empresa.
8. Evitar en lo posible utilizar la tarjeta de crédito personal para financiar a la empresa.
9. Analizar cuál de las opciones de seguro o micro seguro puede apoyar a la empresa.
10. Elaborar registros contables, fiscales, operativos, etc., para generar confianza entre los consumidores, inversionistas y proveedores, a fin de tener “las puertas abiertas” a diferentes oportunidades de negocios.
Con información de Condusef
Karina Hernández Barrera
Información relacionada
[tubepress views=”false” title=”false” length=”false” video=”3YDJlDBSpAM”]