En las empresas se da una competición, una lucha por la ascensión al poder. Cada persona posee unas ambiciones. Es legítimo buscar “sus dominios” y querer alcanzar un determinado poder para tener su propia parcela. En cada empresa esta lucha por el poder se presenta de forma diferente y tiene objetivos distintos.
Existen centros neurálgicos de poder hacia los cuales va dirigido el afán de lucha. Sin embargo, en esta batalla, en este camino hacia la consecución de la meta o hacia el mantenimiento de la pequeña o gran parcela que se ostenta de poder, algunos hombres y mujeres se olvidan de la dignidad de otros y extralimitan sus funciones incluso afectando a algunos subordinados en aspectos personales y privados.
Unos ejemplos de actuaciones de empresas
Algunas empresas que se han esforzado por estructurar sus principios éticos, también se han preocupado por este tema. En Procter & Gamble, se ha procurado pasar de unos empleados a otros, como parte de la cultura la idea de “sensibilidad en las relaciones con las personas”, organiza fuertes promociones internas y tiene impreso un código ético donde se comprometen a retribuir equitativamente a su personal, recompensar la innovación personal y el liderazgo, fomentar el trabajo en equipo y dar a los empleados una protección adecuada cuando lo necesiten.
Así mismo, IBM Francia, dentro de sus creencias fundamentales (basic beliefs) incluye entre sus principios el “respeto al individuo” donde se refleja el respeto a la dignidad y a los derechos de cada persona en el seno de la organización. Dentro de estas reglas de conducta, IBM dice que espera que “cada colaborador aplique al mas alto nivel las reglas de la ética en todas sus relaciones profesionales”.
Control Data, entre la normas básicas de su filosofía establece textualmente : “Debemos proceder equitativamente y con honradez con todos aquellos cuyos intereses se ven afectados por nosotros, y tratarlos como desearíamos que ellos nos trataran si las situaciones fueran inversas”. ” Debemos velar por no abusar de los medios y poderes de que disponemos como colaboradores de Control Data”. Estos principios no sólo se refieren a la relaciones con las personas externas a la empresa, sino al comportamiento entre los mismos empleados.
En el grupo empresarial Soparind-Bongrain, existe un código interno de ética. No establece prohibiciones o restricciones, pero sí un control estricto en lo que se refiere a la gestión que queda inmediatamente sancionada con el fin de sostener la credibilidad de su credo ético. Establece en su código unas finalidades, unos valores y unos principios de acción. Dentro de los valores, se subrayan la honradez, la tolerancia, el valor y la lealtad.
En consecuencia con estos valores, hay unos principios de acción entre los que destacamos la llamada por ellos “colegialidad”, principio que obliga a compartir informaciones e ideas y analizar juntos, jefes y subordinados, los problemas, para ayudarse en las reflexiones y en las dificultades. Dota a quienes deciden las mejores condiciones de eficacia, objetividad y seguridad en el momento de tomar sus decisiones.
Otro de los principios es la “Autonomía”, que está condicionada a la competencia y profesionalidad de cada uno. Implica que cada trabajador, a su nivel, tiene la capacidad de decidir y de obrar en el marco de la cultura del Grupo, pero con trasparencia y con la aceptación de un control permanente. Con todo este código ético, se pretende favorecer la transferencia de responsabilidades a personas preparadas delegando, pero sin “desembarazarse” del todo, de los problemas que en último termino dependan de su mandato. También la transparencia, la escucha activa hacia las personas del entorno, la preparación común de las decisiones que permite optimizar la búsqueda de soluciones más eficaces, y el reconocimiento del derecho al error que libera a los individuos en la aceptación de los riesgos calculados.
Gerard Verna y María Dolorés Lopez
Ideas Empresariales, n. 53, Madrid, 1996.03
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