Cada día hay una mayor competencia que obliga a todo empleado a esforzarse y trabajar con base en metas para obtener mejores retribuciones económicas o superarse, aunque esto se hace cada vez más común la situación puede sobrepasar a la persona quien se autoimpone obligaciones excesivas y da a su quehacer laboral la prioridad en su vida.
El deseo de ascender en la empresa y alcanzar mayores objetivos, hace que se amplíen las jornadas de trabajo y por ende que los profesionales pasen cada vez más tiempo en sus oficinas que en su propio hogar, el problema aparece cuando las personas no pueden ponerse límites y se vuelven adictas al trabajo.
Los denominados “workaholics” se basan en una tendencia moderna pero absolutamente perjudicial para las personas, tanto que está comprobado por diversos estudios mundiales, que trabajar más de doce horas al día aumenta en un 37% la posibilidad de padecer alguna enfermedad.
Existen personas que pierden la perspectiva y deciden trabajar en exceso sin embargo esta condición no siempre se obtiene por convicción propia en un afán de sobresalir, algunos trabajadores se enfrentan a jefes autoritarios que no miden las consecuencias de sus demandas, que además de aumentar la probabilidad de padecimientos importantes vuelven al empleado más irritable, con desgaste tanto físico y psicológico, estados que demeritan su desempeño.
El ser adicto al trabajo repercute también en la vida personal, particularmente con la familia, ya que los tiempos y temas en común para compartir son cada vez menos.
“El exceso de trabajo o la adicción a éste es nocivo para los trabajadores, sobre todo porque trae consecuencias en la motivación y productividad, por tanto, las empresas deben ser conscientes de ello y tomar medidas que promuevan y faciliten una organización y división apropiada de las tareas entre sus colaboradores, así como medidas preventivas que les permitan renovar sus energías durante el día, respetando sus horarios de descanso”, dijo Margarita Chico, Directora General de Trabajando.com México.
Existen algunos patrones que indican cuándo una persona podría estar cayendo en una “adicción al trabajo”, por ejemplo, trabajar permanentemente mucho más tiempo de las horas establecidas, llevarse trabajo a casa cotidianamente, no tener tiempo para descansar o evitar tomarse vacaciones prefiriendo trabajar.
También pueden presentarse casos aún más extremos en que las personas viven constantemente pensando en sus tareas pendientes y les acompaña una sensación permanente de culpa, tensión o temor si no están trabajando, incluso en sus horas de descanso.
Hay ciertas herramientas que pueden usarse para detener a tiempo esta nociva tendencia, por ejemplo, fijar horarios establecidos para el trabajo y cumplirlos, lo mismo para los tiempos de descanso. Además, es importante que las personas se organicen para cumplir con sus obligaciones en el trabajo, fijándose metas alcanzables, de lo contrario, y en caso de que las tareas le sobrepasan, será necesario buscar ayuda externa de compañeros de trabajo o superiores.
Otra buena alternativa es buscar actividades fuera de la oficina, ya sea solo o acompañado para tener tiempos de diversión y descanso, de manera que el trabajo no se transforme en la única filosofía de vida, pero en casos más serios la mejor alternativa es buscar ayuda con un especialista, por ejemplo un psicólogo. Lo importante es tener claro que mayor tiempo de trabajo no significa necesariamente una mayor calidad en éste.
Al respecto Margarita Chico agregó, “el trabajador también tiene que poner de su parte, aprender a organizarse y ser responsable en términos de cuánta carga de trabajo es capaz de soportar y no extralimitarse, ya que esto podría traer graves consecuencias tanto físicas como psicológicas. Es necesario que sepa cuándo debe detenerse”.
Ariadna Cruz con información de Trabajando.com