Para nadie es un secreto que lo verde, la ecología, es un tema de moda en nuestros días. Las cada vez más alarmantes noticias sobre el calentamiento global y el cambio climático, sean ciertas o no, están contribuyendo al desarrollo de una conciencia creciente en éste ámbito, y la celebración de la Cumbre de Copenhague y los resultados que de la misma se entreven, refuerza esta percepción, ya que, incluso los más escépticos con Kioto, parecen por fin subirse al carro de la preservación del medio ambiente.
Tampoco a nadie se le escapará que, cuando un tema empieza a estar de moda de forma persistente, tiene su reflejo inmediato en los mercados, no sólo como modulador de la actividad financiera, sino como subyacente de vehículos de inversión que van apareciendo al socaire de las nuevas tendencias. Pasó con los War Bonds en 1941, con el petróleo, con el Chip, con Internet… ¿se escaparía la conciencia verde de ser objeto de deseo de los inversionistas? Evidentemente, no.
Tras Kioto, se dieron los primeros pasos con la aparición de los mercados de negociación de emisiones, donde los países industrializados podían comprar a los países en desarrollo parte de la cuota de emisión de CO2 que tenían asignada. Posteriormente han aparecido instrumentos de inversión como los Bonos del Carbono y los Bonos Verdes, que acercan a inversores públicos y privados la posibilidad de invertir en sostenibilidad a través de estos mercados.
El funcionamiento en esencia, como el de cualquier bono, es bastante simple: el inversor entrega una cantidad que en el medio-largo plazo se le reintegrará más un determinado beneficio (cupón). La diferencia aquí es que con el dinero que depositan los inversores, se financian proyectos de sostenibilidad.
Como ejemplo concreto, a principios de este año 2009 el banco mundial junto con el banco escandinavo SEB, lanzó su primera emisión de Bonos Verdes, por un importe de 2,325,000 coronas suecas, un plazo de vencimiento a 6 años, y con un rendimiento 0.25 puntos por encima de los bonos del gobierno sueco, dirigido a inversores institucionales. Por esas fechas, el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos publicaba también su Green Bonds Concept Paper, en el que se definía la que será primera emisión de Bonos Verdes del Estado de Obama a inversionistas minoristas. Lo más curioso de esta propuesta es que, en contra de lo que ofrecen los bonos del banco mundial a los inversionistas institucionales suecos, se emitirían con un cupón por debajo de mercado. Interesante pulso de la conciencia a la codicia.
¿Estaremos ante una moda temporal o los bonos verdes han venido para quedarse? Sinceramente, creemos firmemente en esto último. Los bonos responden a una necesidad de encontrar financiamiento para los proyectos de mejora de eficiencia energética, de reducción de emisiones, de cuidado del medio ambiente… y estos proyectos son una necesidad en nuestros días. En los próximos años asistiremos por tanto sin duda a un creciente nacimiento de instrumentos de inversión que cubran esta necesidad, cada vez más sofisticados y cada vez más interesantes para el inversor, bien por que le ayuden a dormir más tranquilo, bien porque le ayuden además a dormir más rico. Preparen sus carteras.
David González, Socio Responsable del sector de Banca
dispongo de 30 hectarias para sociedad de bonos verdes
dispongo de 30000 hestarias para realizar un bono verde busco socios