La cultura de excelencia, implica que cada uno de nosotros demos lo mejor que tenemos para realizar cualquier actividad, y no sólo nos referimos al área empresarial. La verdad de las cosas es que si imprimimos amor en lo que hacemos, daremos con agrado todo lo que tenemos a nuestro alcance; el atender bien a un cliente, el servir un café caliente, o estar con una sonrisa en la cara, siempre será gratificante no sólo para la persona a la cual le brindamos esta situación, sino que de un modo u otro fortalecerá nuestro trabajo cotidiano, ya que haremos de nuestro día algo significativo que impactará en la energía de nuestro diario vivir.
La noción de excelencia, por lo tanto, se relaciona a la idea de perfección y a las características sobresalientes. El término señala aquello que está por encima del resto y que posee escasos puntos débiles.
En el caso de los seres humanos, la excelencia hace mención a alguna capacidad o habilidad fuera de lo común o a un talento difícil de igualar. Y no estamos hablando de competir con nadie en particular, a lo que el término excelencia se refiere es a que te conviertas “en lo mejor de lo que eres capaz de convertirte”.
Abraham Maslow nos lleva en su teoría a la reflexión sobre la autorrealización; hace mención que las personas que se entregan al máximo y dan lo mejor de sí mismos, se sienten completos con su vida y sus relaciones.
Necesitamos recordar que cada encuentro es único, y también cada momento es una oportunidad para crecer, aprender y desarrollarnos; por lo tanto, el dar lo mejor que poseemos, nos hará ricos en capacidades, habilidades y sobre todo nos impulsará a seguir con ese ímpetu de calidad.
John Tschohl, reconocido como el principal experto mundial en servicio, asegura que lograr que los clientes regresen una y otra vez (y no se vayan con la competencia) es el talento gerencial más codiciado del mundo. Este autor nos comparte estos TIPS
- Escucha con cuidado e interés lo que el cliente tiene que decir. Ponte en sus zapatos.
- Ofrece respuestas que demuestren que te importa su inquietud y que lo estás escuchando.
- Haz preguntas de una manera preocupada y escucha activamente las respuestas del cliente.
- Sugiere una o más alternativas para responder a sus preocupaciones.
- Ofrece disculpas sin echarle la culpa a nadie.
- Resuelve el problema o encuentra a alguien que lo pueda hacer.
Mtra. Mónica R. Morales Rodríguez
www.monicamoralesterapeuta.com
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