El reto de empatar nuestras intenciones con nuestras acciones: una mirada desde las ciencias del comportamiento

En la búsqueda constante por traducir nuestras intenciones en acciones concretas, nos enfrentamos a una realidad innegable: la brecha entre lo que deseamos hacer y lo que realmente hacemos. Este desafío, conocido como el “intention-action gap” en el ámbito de las ciencias del comportamiento, plantea interrogantes sobre cómo podemos alinear nuestras metas y objetivos con nuestras acciones diarias.

La importancia de entender y abordar esta brecha se vuelve aún más relevante en un mundo donde las decisiones financieras y el bienestar económico juegan un papel fundamental en nuestras vidas. Aquí es donde entra en juego el Common Sense Lab, un centro de investigación dedicado a explorar y aplicar los principios de las ciencias del comportamiento en el ámbito económico y financiero.

“Al comprender las motivaciones, los sesgos cognitivos y las influencias ambientales que afectan nuestras decisiones financieras, podemos diseñar soluciones más efectivas y adaptadas a las necesidades de las personas.” – Toni Castro-Cosío, investigadora senior de Common Cents Lab.

Este laboratorio, dirigido por investigadores comprometidos, se embarca en la tarea de entender por qué las personas toman ciertas decisiones financieras y cómo pueden influir en esos procesos para mejorar el bienestar económico de las personas. A través de una combinación de psicología, sociología y economía conductual, el equipo del Common Sense Lab desentraña los misterios detrás de nuestras elecciones financieras y busca soluciones innovadoras para cerrar la brecha entre intenciones y acciones.

Uno de los proyectos destacados del Common Sense Lab se centra en colaborar con organizaciones como Mercado Libre, una plataforma líder en comercio electrónico en América Latina. El objetivo es ayudar a los emprendedores y trabajadores independientes a acceder a oportunidades financieras que impulsen su crecimiento y resiliencia económica.

A través de estudios y experimentos, el Common Sense Lab ha identificado diversas barreras que obstaculizan el acceso al crédito y otras herramientas financieras para los vendedores en línea. Uno de los hallazgos más reveladores fue la existencia de una desconfianza generalizada en compartir información financiera, lo que dificultaba el proceso de evaluación crediticia.

Sin embargo, el equipo del Common Sense Lab no se detuvo ante estos obstáculos; en cambio, diseñaron intervenciones basadas en los principios de transparencia y claridad para abordar estas preocupaciones. Mediante mensajes personalizados y estrategias de “framing”, lograron aumentar significativamente la participación de los vendedores en el proceso de evaluación crediticia, allanando así el camino para que accedan a mejores oportunidades financieras.

Estos resultados son solo un ejemplo del poder transformador de las ciencias del comportamiento en el ámbito financiero. Al comprender las motivaciones, los sesgos cognitivos y las influencias ambientales que afectan nuestras decisiones financieras, podemos diseñar soluciones más efectivas y adaptadas a las necesidades de las personas.

En última instancia, el objetivo del Common Sense Lab y de iniciativas similares es cerrar la brecha entre nuestras intenciones y nuestras acciones, especialmente en lo que respecta a nuestras decisiones financieras. Al mejorar nuestra comprensión del comportamiento humano y aplicar ese conocimiento en el diseño de políticas y servicios financieros, podemos construir un futuro más próspero y equitativo para todos.

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