Todos vivimos en la cuerda floja de la salud anímica. Para conservarla es esencial reconocer los síntomas leves iniciales y cultivar las actitudes que favorecen la serenidad.
1- Aumenta la autoconfianza: Las personas con más equilibrio son las que confían en sus posibilidades, se plantean objetivos realistas y no desfallecen ante los fracasos.