Ya que desde la pasada entrega estuvimos jugando a ser críticos de cine e hicimos referencia a una película que aprovechó el momentum del cambio de milenio (“Y2K”), no podíamos dejar de lado uno de los últimos aportes del famosísimo Johnny Deep, quien en el filme “Trascendence” dio vida al personaje Will Caster, un eminente estudioso de la inteligencia artificial que pudo desarrollar una máquina que combina las emociones humanas con una conciencia propia.
No es necesario entrar en detalles, pero la esposa del protagonista, interpretada por la actriz Rebecca Hall, se ve obligada a “subir” la conciencia del Dr. Caster a una supercomputadora, lo que de alguna manera le permitiría perpetuar -al menos en el mundo virtual- el legado y el recuerdo de su desahuciada pareja, pero terminó creando una nueva especie de ser humano cuyo poder era alimentado por el conocimiento y omnipresencia que le proporcionaba la Red de Redes, llegando incluso a atentar contra la estabilidad mundial.
Producciones como ésta, que cada vez se alejan más de la categoría de ciencia ficción, impactan porque nos hacen cuestionar nuestra propia humanidad y hasta nuestras creencias religiosas, pero más allá de eso nos invitan a recapacitar en el grado de dependencia que tenemos con respecto a la tecnología informática.
Pensar en un mundo sin la Red de Redes es tanto como retar a Dios: basta un solo clic para literalmente detener el mundo y crear un absoluto caos en todas las esferas del quehacer humano; de hecho -retomando el filme en cuestión-, hay cierto pasaje en el que uno de los protagonistas asegura que una de las alternativas para contener al “monstruo digital” es hacerlo vulnerable al desactivar por un día completo la Internet o destruir sus fuentes de energía, aunque manifestó que dicha medida sería tanto como provocar “un nuevo Y2K”, de consecuencias épicas y de anarquía total.
¿Y qué tal un día sin electricidad?
Para qué complicarnos la existencia preocupándonos por el pasado, por profecías medievales, por vaticinios de celuloide o por lo que podría suceder de aquí a 24 años según lo que platicamos en la entrega anterior con respecto al “Y2K” y el “Efecto 2038”; mejor echemos un vistazo a aquello que tenemos a la vuelta de la esquina, y es que ha estado circulando la noticia de que varias empresas de los sectores energético e industrial, principalmente, han sido atacadas a últimas fechas por un troyano conocido como “Havex”, una herramienta de control remoto genérica (RAT) que hackea los sitios web de compañías de software para posteriormente penetrar los servidores e infectar los sistemas de supervisión, control y adquisición de datos de las organizaciones de dichos sectores en particular.
El troyano tiene además la capacidad de desactivar represas hidroeléctricas, sobrecargar las centrales nucleares e incluso apagar la red eléctrica de todo un país. Hasta el momento la mayoría de las compañías impactadas por este tipo de malware se ubica en Europa, pero se presume que por lo menos otra de las víctimas se encuentra en California, Estados Unidos.
En el caso de las enfermedades por contagio o congénitas, la prevención y la detección a tiempo son la clave para encontrar el mejor remedio, y así debemos pensar en lo concerniente a las amenazas informáticas. Desde un punto de vista muy personal, debemos reconocer la gran capacidad de reacción y anticipación que tienen los denominados “crackers” con respecto a las propuestas de protección ya existentes o aquéllas que las empresas desarrolladoras de software de seguridad están a punto de lanzar al mercado.
Pero en esta industria no tiene sentido hablar de buenos o de malos, ya que eso es “harina de otro costal” y además entraríamos en un debate sin posibilidad de tregua; mejor será construir juntos ese securus mundi que todos queremos.
No sobra adelantarles, queridos lectores, el posible título de nuestra siguiente colaboración: “El hacker que todos llevamos dentro”. Es muy probable que la frase levante ámpulas o motive controversias, pero de eso se trata este espacio, pues aun con posturas radicalmente opuestas todos, de alguna forma, estaremos poniendo nuestro granito de arena para llegar a un entorno cada vez más seguro. Los espero en la siguiente lectura.
Por Enrique Escobar. Director de Soporte Técnico en HD México
eescobar@hdmexico.com.mx
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