El 76% de los fraudes sin castigo perpetrados en la Red corresponde a casos de quienes enamoran a través de las redes sociales y luego piden “préstamos” para solucionar supuestas emergencias por salud, accidentes o contratiempos laborales. El 25% de estos delitos se perpetran en México.
El engaño para obtener dinero existe desde siempre pero ahora con el uso indiscriminado de las redes sociales se extiende considerablemente.
Primero se popularizaron fraudes en los que se les solicitaba a los incautos depositar determinada cantidad de dinero para acceder a sumas mucho más grandes y atractivas con pretextos múltiples como imposibilidad de cobrar la suma en el país de origen, herencias en las que se requería un socio de país extranjero y otros muchos pretextos. Sin embargo, enamorados que repentinamente se encuentran en un problema es el caso que más éxito de engaño presenta en México.
Estos casos eran frecuentes entre adultos mayores a los que un repentino romance “cara a cara” dejaba en bancarrota, sin casa, pensiones y dinero de seguridad social. Sin embargo, paulatinamente se observó que el modelo de enamoramiento se replicaba en la red con personas de prácticamente todas las edades.
El 33% de las víctimas de fraude cibernético tienen de 30 a 40 años de edad. El 50% corresponde a mujeres, 80% concluyó una licenciatura. El 60% cuenta con estabilidad económica: profesión bien remunerada o negocio propio. El monto de lo defraudado en promedio oscila entre 10,000 a 300,000 pesos.
El modo de operación de los defraudadores cibernéticos es “enamorar” a su víctima, generar una relación en la Red de redes que va de un mes a un semestre en promedio. Lapso en el que en el 80% de los casos se comprometen a relaciones duraderas e incluso matrimonio. En este lapso es probable que se logre sexting o sexo cibernético mediante narraciones y fotografías eróticas, por ejemplo, y después se finja un repentino problema: accidente, salud o contratiempo laboral, en el que se solicita al “enamorado” (víctima) un préstamo.
Se ofrece incluso el pago de intereses y supuestas prebendas para garantizar el pago del préstamo. Inmediatamente después de recibir la cantidad pactada, el beneficiado desaparece. El fraude se ha perpetrado y no puede castigarse.
De acuerdo a cifras internacionales, México es uno de los países donde se cometen más engaños de tipo amoroso como el descrito. En la comunidad internacional se asume que los mexicanos tienden más a creer cuentos de amor repentino y enamoramiento. Asumen que son confiados e incluso cándidos.
Para que las cifras de fraude en la Red desciendan se requiere mayor cultura cibernética y un manejo más inteligente en las Redes sociales, por lo que se recomienda:
No enviar dinero a un desconocido.
En la categoría de desconocidos se incluye tanto un vendedor que opera en internet del que nunca oyó ninguna referencia, como también un enamorado “virtual” a quien no conoce personalmente que le pide dinero. Lo mejor es operar con sitios conocidos y confiables. Si se compran artículos a través de una subasta en internet, considerar usar una opción de pago que le ofrezca protección, como por ejemplo una tarjeta de crédito.
Si cree que encontró la gran oportunidad, pero la compañía no le resulta familiar, investigar. Escribir el nombre de la compañía o del producto en el buscador y agregar palabras como “crítica”, “queja” o “estafa”. Observar los resultados que aparecen – tanto en la primera página como también en las subsiguientes.
No pagar cargos por adelantado a cambio de la promesa de una futura gran recompensa como un préstamo, un trabajo o un supuesto premio.
No acepte un cheque para depositarlo y hacer una transferencia de dinero.
Sin importar cuán convincente sea la historia que le cuenten. Por ley, los bancos deben poner a disposición los fondos de los cheques depositados en un par de días, pero descubrir un cheque falso puede llevar semanas. Cada quien es responsable de los cheques que deposita: Si se deposita un cheque falso, es responsable de cubrir ese monto pagándolo al banco.
No responda mensajes que le pidan información personal o financiera.
Esto se aplica a los mensajes que llegan por correo electrónico, por teléfono, mensajes de texto o por medio de un anuncio. No haga clic sobre los enlaces de los mensajes electrónicos ni tampoco llame a los números de teléfono incluidos en el mensaje. Esto se llama phishing. Los delincuentes que se esconden detrás de estos mensajes tratan de engañarlo para lograr que les revele información delicada. Si recibió un mensaje que le plantea alguna duda respecto del estatus de su cuenta, llame al número de teléfono que figura al dorso de su tarjeta de crédito o débito – o en su resumen de cuenta – y verifique la información.
No participe en una lotería extranjera.
Participar en una lotería extranjera es ilegal. Pero así y todo, es fácil caer en la tentación cuando se reciben mensajes que alardean atractivas probabilidades de ganar un premio en una lotería extranjera, o cuando los mensajes le dicen que ya ganó. Inevitablemente, para poder cobrar su premio le pedirán que pague “impuestos”, “cargos” o “aranceles aduaneros”. Si para obtener su premio tiene que pagar, entonces no se ganó nada. En verdad, habrá perdido el dinero enviado y tampoco le devolverán nada, a pesar de todo lo que le prometan.
Jorge Manrique, Rector del Colegio Jurista
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