El secreto del liderazgo está en cómo haces sentir a las personas que te rodean, ya sean amigos, familiares o compañeros de trabajo. De acuerdo a Alberto Álvarez Morphy, director de IncentivAction, las acciones que hacen los líderes son las siguientes:
- Cuando somos capaces de “suspender” nuestro propio ego, estamos en una posición para ver y escuchar lo que la gente que trabaja con nosotros (no para nosotros) realmente necesita para dar sus mejores resultados. Podemos conducir la empresa con precisión, escuchar a nuestros colaboradores y convertirnos en el mejor coach del mundo. Pero en última instancia, como un gran líder, nunca se trata de ti, siempre se trata de los demás.
- Para un líder realmente afortunado, el liderazgo le romperá el corazón, pero expandirá su humanidad y eficacia. Algo, alguien, en alguna situación despertará en ti la vulnerabilidad universal de la experiencia humana; te hará más humilde. Estarás dirigiendo un grupo y entonces algo va a pasar, a ti o a alguien del grupo. Se enfermará un niño, alguien será diagnosticado con cáncer, alguien morirá o habrá una falla catastrófica. Desde la humildad adquirida con esta experiencia, tu papel como líder cambiará para siempre, lo mismo que tus prioridades y cómo acercarte a los logros. Vas a conducir con un vigor y una valentía que nunca experimentada y tu gente morirá en la raya por ti.
- Uno de los mayores regalos que puedes dar a los que te siguen es ser feliz. La felicidad no es una emoción temporal, no es un estado de ánimo; es un estado de la mente y uno tiene que elegirlo de manera lúcida. Sí, hay días buenos y malos como líder: éxitos y fracasos, calma y estrés. El ataque de los retos nunca se detiene y habrá cosas sobre las que no tengas control. Pero siempre podrás elegir cómo responder a los eventos que te arroje la vida. Tendrás que decidir, antes de tiempo, ser feliz. Si tu equipo te ve feliz y decidido a no dejar que nada arruine tu día, tu optimismo tendrá impacto. Ellos aprenderán a hacer lo mismo. Esto creará en el equipo resistencia, confianza y, sobre todo, éxito.
- Al final del día, la medida más importante de éxito, es la tuya. Juzgarse a sí mismo exitoso a través de evaluar una serie de logros vs. las expectativas iniciales es un proceso relativamente sencillo, y algo que normalmente hacemos. ¿Qué hacen entonces los líderes para que sea tan diferente? Que no miden el éxito sólo con base en el alcance de objetivos, como tamaño de la empresa, facturación, ventas, crecimiento, etc. Lo que separa a los líderes de los demás, es si lo lograron cumpliendo con sus propios estándares y objetivos. Sin comprometerlos. La realidad es que a veces, sin importar cuánto te esfuerces, fracasarás. Eso no quiere decir que eres un fracaso, quiere decir que sufriste un fracaso. Sin embargo, a través de ése fracaso y de enfrentar tiempos difíciles, aprenderás que tú y solamente tú, eres el juez que dictaminará si hiciste lo correcto, de la manera correcta.
La última recompensa de ser un gran líder es descubres que no necesitas ser recompensado. De hecho, en realidad te llegarás a dar cuenta de que hay una virtud inherente a ser un gran líder: el hecho de que la gente esté dispuesta a seguirte es un tremendo honor, y conlleva una gran responsabilidad por ser lo mejor que puedes ser como persona. Sólo cuando eres implacable en la búsqueda de ser el mejor que puedes ser, logras cumplir con tu responsabilidad última: ayudar a otros a hacer lo mismo. Cuando esto sucede, tu estado de ánimo cambia, y dejas de esperar un “gracias”, y comienzas a dar con gratitud. Felizmente, te das cuenta de que ésta es la recompensa en sí misma.
“Alguna vez leí lo que la poetisa, novelista, activista de derechos civiles, guionista y directora de cine Maya Angelou decía: “la gente va a olvidar lo que dijiste, se olvidarán de lo que hiciste, pero las personas nunca olvidarán cómo los hiciste sentir”. Y es precisamente eso lo que pasa con los líderes”, afirma Álvarez Morphy.
Redacción
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