En medio de entornos desafiantes, en los que los clientes demandan de las empresas nuevas formas de satisfacer sus necesidades, las organizaciones están obligadas a embarcarse en proyectos de transformación del negocio, invirtiendo en programas de innovación y tecnología para ser más competitivas. No cuestionar el modelo actual de operación marca la diferencia entre las empresas que fracasan y las que son exitosas.
Hasta hace algunos años, existía la percepción de que este tipo de proyectos solo involucraba a las áreas de Tecnología. Sin embargo, la lección -que muchas han aprendido luego de fracasos y que otras apenas comienzan a adoptar- es que el objetivo es la transformación del negocio y que la tecnología es un vehículo para ejecutar el cambio. Proyectos de ese estilo requieren el compromiso de la Alta Dirección y el respaldo de todas las áreas del negocio y el apoyo de las Tecnologías de la Información (TI).
Defina el rumbo
Un proceso de transformación no llevará a la empresa a ninguna parte si la Alta Dirección no define el rumbo del cambio. Generalmente, una transformación persigue resultados en al menos uno de los siguientes ejes:
- Obtener crecimiento
- Aumentar la productividad y/o eficiencia
- Ganar posición de mercado y/o relacionamiento con clientes
- Mitigar los riesgos
Optimizar la eficiencia, solucionar retos competitivos, visualizar oportunidades que otros no han abordado, prevenir la obsolescencia tecnológica y dispersar riesgos regulatorios o de mercado son algunos de los retos que persigue la transformación en una empresa y las TI serán necesarias para determinar su alcance.
Asimismo, variables como las nuevas demandas de los clientes, los competidores locales y globales, o hacerle frente a los constantes cambios en la tecnología constituyen detonadores importantes de un proceso de transformación dentro de una empresa. Independientemente de cuál sea el objetivo, las TI serán necesarias para llevar a cabo estos proyectos pues, por una parte, contribuyen a identificar las fortalezas y debilidades del modelo actual; y por el otro facilitan la transparencia, rapidez y competitividad de los nuevos procesos.
Factores del cambio
Un proyecto de transformación no será exitoso si no logra alinear tres factores en torno a la estrategia. Nos referimos a:
– Gente: Alinear, comunicar la necesidad del cambio, convencer y entrenar a los colaboradores en torno a la transformación es fundamental, pues estos proyectos suelen cambiar los roles que ellos juegan en una organización e incluso, sus carreras. Comunicar la estrategia, despertar el “hambre” por el nuevo reto e interesar al talento en este tipo de proyectos –muchos de los cuales pueden ser de largo plazo- es una tarea crucial de la Alta Dirección.
– Procesos: Son el conjunto de actividades necesarias para realizar una función de negocio. Los nuevos sistemas de información que no modifican procesos difícilmente pueden arrojar resultados. En algunos casos mal planeados, los sistemas automatizan procesos ineficientes. Una buena definición de ellos provoca que las empresas funcionen con eficiencia. Por lo tanto, los proyectos de transformación afectan los procesos, rediseñando aquellos que son afectados por la implantación de nuevos métodos de trabajo.
– Tecnología. Es el vehículo que soporta el cambio en una organización. Es vital destacar que la decisión sobre qué tecnología implementará una organización es posterior a la discusión sobre cuál es la visión estratégica de la transformación. Es decir: primero se define hacia dónde iremos; después, qué tecnología nos llevará hacia allá. Aplicar la estrategia a la inversa es una de las razones más comunes del fracaso en estos proyectos.
El ambiente competitivo en los negocios empuja a las empresas a cuestionar constantemente su modelo de operación. Una adecuada estrategia de transformación supone que la empresa conozca dónde está hoy y dónde quiere estar mañana.
Mientras más rápido la empresa aplique las mejoras, mayores serán las posibilidades de éxito. Sin duda, las que no cuestionen su modelo de negocio, enfrentarán riesgos más complejos. Perder oportunidades valiosas para crecer en el negocio o -peor aún- desaparecer del mercado, pueden ser dos de los riesgos que corren aquellas organizaciones que posterguen la decisión de cambiar.
Rolando Garay, Socio Líder de Tecnologías de la Información de KPMG en México asesoria@kpmg.com.mx Visita:www.delineandoestrategias.com
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