Durante los últimos años el acceso a servicios microfinancieros se ha extendido en todo el país. No obstante, la penetración en el mercado de algunos productos, tales como los seguros, aún es muy baja por falta de una cultura de protección entre habitantes de escasos recursos, quienes integran su población meta. Esta y otras situaciones relacionadas con el sector, serán analizadas en el marco del IX Encuentro Nacional de Microfinanzas, que tendrá lugar los días 21 y 22 de octubre, en Puebla.
La información, dada a conocer hace algunos días por Carmen Díaz, coordinadora general del Programa Nacional de Financiamiento al Microempresario (Pronafim), coincide con las declaraciones emitidas en el panel Internacional de Reflexión Microfinanzas y Modelos de Desarrollo, celebrado el pasado mes de junio en Buenos Aires.
Ahí, el presidente del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE-Argentina), Dr. Mauro Alem, señaló que es necesario repensar los instrumentos microfinancieros, no sólo para brindar protección a la población marginada en Latinoamérica, sino también para fomentar su desarrollo económico y social, con base en pequeños créditos.
Alem planteó que es necesario concebir a las microfinanzas “como una política de estado a largo plazo”, cuyo eje de acción sea desarrollar una alfabetización financiera de los sujetos de crédito.
Con este objetivo, Pronafim lanzó hace dos semanas un programa piloto denominado “Plan de expansión de microseguros”, que busca disminuir la vulnerabilidad de las familias pobres en México.
El proyecto consiste en adquirir un microseguro de vida con tan sólo 10 pesos al mes, gracias al cual toda la familia queda protegida, sin importar cuántas personas la integren, ni su edad.
El seguro es por 10 mil pesos, monto quizás reducido, pero que se vuelve un importante respaldo económico para las familias de escasos recursos, ante el fallecimiento de algún pariente.
De acuerdo con la Encuesta Nacional Sobre el Impacto de los Microcréditos en la Vida de las Familias Mexicanas, que fue realizada por la UNAM, en colaboración con Pronafim, este tipo de planes y productos han arrojado resultados positivos.
Así, en cuanto al impulso a la consolidación y apertura de pequeños negocios mediante microcréditos, el 73% de los encuestados señaló que ya tenía un negocio, mientras un 26% dijo haber comenzado uno nuevo. Esto en 2008.
Respecto a 2009, año en el que se suscitó la pandemia de influenza humana, el 77% de los encuestados (rubro donde obtuvo un incremento) ya tenía un negocio y el 22% inició una empresa. Esto quiere decir que a pesar de ser un año atípico, sólo hubo una reducción de cuatro puntos entre las personas que iniciaron una microempresa en tales condiciones.
Resultados como estos, así como los nuevos retos que establece el contexto actual, se abordarán en el XI Encuentro Nacional de Microfinanzas, donde estarán reunidos todos los miembros del sector.
Karina Hernández Barrera