La crisis económica ha potenciado los riesgos de fraudes que enfrentan las compañías que operan en México. Estos riesgos de fraude se asocian principalmente a fallas en controles internos que tienen las empresas y al incremento en las presiones que experimentan los altos ejecutivos para mostrar mejores resultados de los que efectivamente se están logrando.
El daño económico promedio por cada uno de los fraudes reportados en los últimos doce meses fue de $850,000 pesos (en comparación con los $650,000 pesos promedio a nivel de América Latina). Así, mientras que para el 2008 el daño económico anual estimado de fraudes para el sector privado en México fue de $11,700 millones de pesos, para el 2010 la cifra aumentó a $18,200 millones de pesos, de acuerdo con la “Encuesta de Fraude en México 2010” realizada por KPMG en México.
KPMG, firma multidisciplinaria que provee servicios profesionales de Auditoría, Impuestos y Asesoría, aplicó por segunda ocasión su Encuesta de Fraude en México, a 286 directivos de empresas que operan en México con el objetivo de conocer más a fondo la incidencia y el impacto que tienen los fraudes en el sector empresarial del país, pues afirma que sólo con un conocimiento cabal de este tipo de delito, las compañías podrán ser más efectivas en sus esfuerzos de prevención, detección y respuestas adecuadas ante situaciones de fraude.
En comparación con el 2008, la incidencia de fraudes cometidos por empleados de las propias empresas afectadas se incrementó significativamente al pasar de 60% a 77%. En cuanto a la ubicación del defraudador dentro de la compañía, destaca el área de Compras (23%) como la más vulnerable a padecer el mayor número de fraudes, seguida de las áreas de Almacén (15%) y Producción (12%). Sin embargo, los fraudes que mayor daño económico ocasionaron a las empresas afectadas, fueron aquellos quebrantos cometidos por la Dirección General (29%), seguidos por las áreas de Contabilidad y Administración (21%).
Shelley Hayes, Socia a Cargo de la Práctica Forensic de KPMG en México, comentó: “Los datos obtenidos nos indican que el tipo de fraude más frecuente en las empresas que opera en el país sigue siendo la malversación de activos. Sin embargo, los fraudes que mayor daño están causando a las empresas afectadas son los fraudes en estados financieros. Esto nos revela una situación urgente de control y supervisión sobre los mandos directivos de las empresas, porque los fraudes en estados financieros necesariamente requieren de la participación de altos directivos”.
Hayes agregó: “En general, cuando se discute el asunto del control interno se suele poner demasiado énfasis en los controles orientados hacia la operación de las compañías, descuidando los mandos directivos. Sin embargo, los datos obtenidos en nuestra encuesta revelan que los fraudes cometidos por directivos son los que causan un mayor daño en el patrimonio de las compañías y son los que tienden a cuasar más daños a la reputación e imagen de la empresa”.
De los fraudes cometidos por los empleados al interior de la empresa se reportó que el de mayor incidencia es el de nivel operativo (54%). Sin embargo, el mayor daño económico es generado por empleados de la Alta Dirección, los cuales causan el 51% del daño económico, en contraste con el 12% causado por los niveles operativos.
La encuesta revela que el tipo de fraude con mayor incidencia es la malversación o robo de activos (43%) con un daño económico atribuible del 13%, en contraste con el mayor daño económico, que es manipular o falsear la c(70%), el cual representa una incidencia de sólo 10%.
Finalmente Hayes comentó: “El nivel de incidencia de fraudes reportados en este estudio, especialmente de quebrantos atribuibles a la Alta Dirección, es una clara señal de que es necesario reforzar la capacidad de control interno, Gobierno Corporativo y ética en los negocios”- y concluyó- “El no hacerlo sólo agudizará el problema y pondrá en serios riesgos la viabilidad y permanencia de las empresas”.
Resultados principales de la “Encuesta de Fraude en México 2010”
• Sólo el 30% de las empresas cuenta con un programa de prevención de fraudes.
• El nivel de incidencia de fraudes en México sigue siendo de los más altos en América Latina, donde el 75% de las empresas encuestadas reportó haber sido víctima de cuando menos un fraude en los últimos 12 meses.
• En comparación con el 2008, el fraude interno, es decir el cometido por empleados, se incrementó significativamente, al pasar del 60% al 77%.
• El 15% de los fraudes fue cometido por miembros de la Alta Dirección de las empresas, frente al 54% cometido por personal operativo y el 31% cometido por niveles gerenciales.
• El daño económico causado por los fraudes cometidos por la Alta Dirección representó el 51%, muy superior al daño causado por los niveles gerenciales y operativos, con el 37% y 12% respectivamente.
• El defraudador más frecuente suele ser un individuo con un puesto operativo, de entre 20 y 30 años, con una antigüedad promedio de 3 años en la empresa y con casi la misma probabilidad de que sea un varón o una mujer. El fraude promedio cometido por este individuo es de aproximadamente $200,000 pesos.
• El defraudador que más daño causa a las empresas suele ser un individuo ubicado en un puesto de la Alta Dirección, de entre 35 a 50 años, con una antigüedad en la empresa en promedio de 10 a 15 años. El fraude promedio cometido por este individuo es de $3.3 millones de pesos mexicanos.
• El fraude más frecuente sigue siendo la malversación de activos, con 43% de incidencia.
• El fraude en estados financieros representó sólo el 10% de los fraudes reportados, sin embargo, este tipo de fraude provocó el 70% del daño económico sufrido por las empresas afectadas por algún tipo de quebranto.
• Mientras que en el 2008 el daño económico anual estimado de fraudes para el sector privado en México fue de $11,700 millones de pesos, para el 2010 la cifra aumentó a $18,200 millones de pesos.
El 48% de los fraudes fueron detectados por medio de una denuncia. No obstante, sólo 17% de las empresas visualiza este tipo de mecanismos como una herramienta de detección de fraudes.
En 2010 casi 2/3 partes de las empresas defraudadas tardó más de un año en detectar el fraude del que fueron víctimas.
El 52% de las empresas percibe un mayor riesgo de padecer un fraude en los próximos doce meses, dato que contrasta con el 13% reportado en 2008.
Información proporcionada por KPMG