Rifas y sorteos: El nuevo negocio de Venezuela

Recorrer las calles de Caracas ahora ya no es igual que hacerlo hace una década. Vivimos en tiempos de cambios. Cambios que vienen de la mano de residentes como Luis, un hombre que roza la cuarentena y que, con su característico vehículo amarillo junto a su motocicleta verde, anuncia los dos primeros premios de una rifa que reúne a docenas de personas.

Este es el negocio de Luis y de muchas otras personas desde hace poco más de un año, cuando el público se lanzó a las calles en busca de encontrar ese día de suerte. En su caso, Luis vende boletos a 20 dólares, pudiendo conseguir con estos boletos premios de más de 1000 $.

Luis es un claro ejemplo de cómo la población se las ingenia para traer el pan a casa. Una familia de 4 personas necesita como mínimo unos 800 $ mensuales para cubrir gastos básicos. Para garantizar una calidad de vida correcta. Sin embargo, ni los sueldos ni los trabajos disponibles acompañan a ello.

Rifas y sorteos: El nuevo negocio de Venezuela

Estabilidad económica

Hace unos años, era realmente complicado hacer este tipo de sorteos. La devaluación de la moneda, día a día, hacía que el valor del billete se minimizará. A medida que el dólar estadounidense comenzó a ganar importancia, aproximadamente en el año 2019, este tipo de negocios vieron, por primera vez, la luz de la rentabilidad.

Este proceso de dolarización ha hecho que, tras casi cuatro años de inflación, unido a una pandemia que llegó a desestabilizar el mundo entero, viera por fin sus frutos tangibles.

Estas rifas ofrecen la posibilidad de ganar una interesante cantidad de dinero y lo que es todavía más importante: ofrecer un salario digno para una familia media dentro del país. Una oportunidad de la que se benefician todo tipo de personas: desde personas con más ingresos a personas que cuentan con poca capacidad económica, pero que pueden “arriesgar” 5 $ para conseguir, por ejemplo, 500.

Uno de los comerciantes que negocia en este sector de las rifas, cuyo nombre no mostramos por privacidad, asegura que quienes tienen negocios en lugares frecuentados como sitios turísticos o con ciudadanos con mayores recursos, se pueden convertir en una fuente de ingresos considerable. El comerciante afirma que vende en tan solo 20 $ los boletos de la rifa y que, con la última, ya son 3 las rifas realizadas. Desde su inicio ha sorteado una camioneta, una moto y precios valorados en 250 $

El auge de las apuestas y sorteos en Venezuela

La dolarización vivida tras cuatro años de hiperinflación ha popularizado el sector de los juegos de azar, que ha visto como algunos juegos como loterías han vuelto a la escena después de años sin popularidad. No es nada nuevo la afición del público venezolano a apuestas, rifas o sorteos.  De hecho, algunos países de la región sudamericana, como Chile, cuentan con un gran número de casinos y un mercado del juego cuyas estimaciones se cuentan en 265 millones de dólares y más de 600 millones de presupuesto para invertir en nuevas licitaciones.

El crecimiento del sector juego de azar no ha parado de aumentar y se preve que lo siga haciendo en los próximos años. El avance tecnológico y las nuevas modalidades de pago ofrecidas por los portales y comercios electrónicos han modificado algunos de los hábitos de los usuarios más habituales. Las rifas o sorteos a pie de calle también empiezan a trasladarse a la esfera doméstica gracias a las facilidades ofrecidas por las modalidades de pago online, como es el caso de los métodos de pago en casas de apuestas, bingos, o incluso algunas de las propias rifas a las que nos referimos en el artículo. La llegada de Paypal o Stripe, la tecnología contactless o, incluso, más recientemente el salto a la esfera de pagos de las criptomonedas, ha propiciado la ruptura de la barrera física en el entorno del ocio y el juego donde cada usuario puede elegir la modalidad que mejor se adapta a sus condiciones.

Un nuevo abanico de posibilidades que va de la mano de un mayor número de usuarios aficionados a un tipo de ocio que cada vez más deja de ser menos una forma de ganar dinero, para convertirse en un momento de socialización, diversión y cohesión. Porque en este tipo de rifas no solo se sortea dinero: podemos ver desde lotes de alimentos hasta sesiones de peluquería.

Lo cierto es que la “moda” de las rifas está ofreciendo un desahogo económico a la población. Algo que siempre es positivo y más aún, tras los años en los que el país y la propia humanidad se han visto envueltos.

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