Un flujo de caja o flujo de efectivo determina en gran medida la capacidad de las empresas para manejar imprevistos y echar a andar sus estrategias de crecimiento.
Las pequeñas y medianas empresas (PyMEs) en México son parte vital de la economía del país, generan más de la mitad del Producto Interno Bruto (PIB) y más del 70% del empleo a nivel nacional. Sin embargo, a menudo enfrentan desafíos significativos en la gestión de sus finanzas, y uno de ellos es el flujo de efectivo.
El flujo de efectivo o de caja se refiere al movimiento de dinero que entra y sale de una empresa en un período determinado. Éste es esencial para el funcionamiento diario de cualquier compañía, independientemente de su tamaño o industria. En el caso de las PyMEs, su supervivencia y crecimiento dependen en gran medida de mantener un flujo de efectivo saludable.
El 35% de las PyMEs que cierran sus puertas de forma definitiva lo hacen debido a la falta de liquidez, de acuerdo con datos contenidos en la Radiografía del Emprendimiento 2021 de la Asociación de Emprendedores de México (ASEM),
“En promedio, las PyMEs mexicanas tienen un flujo de caja de poco más de 30 días, se trata de un plazo verdaderamente corto, pero esa es la realidad de las compañías mexicanas. En gran medida han llegado a esa cifra debido a una estrategia financiera no adecuada y a la falta de herramientas y condiciones para gestionar de mejor forma su efectivo”, explica Gerardo Briones, Cofounder & CEO de Pagaloop, plataforma de pagos B2B que ayuda a las PyMEs a solventar sus gastos a través de sus tarjetas de crédito.
Añade que las PyMEs enfrentan varios desafíos significativos en la gestión de su flujo de efectivo. Estos pueden variar según la industria, el tamaño y la ubicación de la empresa. Algunos de estos son:
Pagos Tardíos o Irregulares de Clientes: Uno de los problemas más comunes para las PyMEs es la demora en los pagos por parte de los clientes o la irregularidad en los ingresos. Esto puede afectar negativamente la capacidad de la empresa para cubrir sus gastos y mantener un flujo de efectivo constante.
Altos Costos Operativos: Las PyMEs a menudo luchan con costos operativos elevados, como renta, salarios y gastos generales. Estos costos pueden ejercer presión sobre el flujo de efectivo, especialmente si los ingresos son inconstantes.
Estacionalidad del Negocio: Algunas PyMEs operan en industrias con estacionalidad pronunciada. Por ejemplo, las empresas turísticas pueden tener altos ingresos en ciertas épocas del año y bajos ingresos en otras.
Inversiones en Crecimiento: Las PyMEs que buscan expandirse a menudo enfrentan el desafío de financiar inversiones en crecimiento. Esto puede requerir una inversión significativa de capital que afecte temporalmente el flujo de efectivo.
Briones agrega que esto se vuelve aún más relevante, ya que está cerca una temporada importante para las ventas. “Los últimos tres meses del año son relevantes por la temporada de promociones y la época navideña, esto representa una oportunidad clave que para poder aprovechar es necesario que las PyMEs tengan finanzas sanas”.
Con base en su experiencia, tanto con personas físicas como con PYMEs, Pagaloop recomienda implementar cuatro estrategias para mantener un mejor flujo de efectivo:
Planificar los gastos. Esta medida es crucial para cualquier empresa que busque mejorar su flujo de caja. Si una compañía utiliza su efectivo de manera eficiente puede tener mayores oportunidades de mantener un equilibrio financiero.
Negociar con Proveedores: Es importante que las compañías busquen plazos de pago favorables con sus proveedores. Esto ayudará a equilibrar tus flujos de efectivo y reducirá la presión financiera.
Provisionar una reserva de efectivo. El contar con una reserva para enfrentar de mejor manera una contingencia es una estrategia óptima para cualquier empresa. Los gastos imprevistos o una disminución de ingresos pueden subsanarse cuando se cuenta con un efectivo adicional adecuado para adversidades.
Mejorar la gestión de cuentas por cobrar. Esta estrategia consiste en buscar que los clientes paguen a tiempo y realizar un seguimiento adecuado de las cuentas por cobrar, así como ofrecer incentivos por pagos anticipados.
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