El pasado lunes 11 de abril se presentó al Poder Ejecutivo la Agenda Digital Nacional (ADN) como un esfuerzo colectivo de la misma industria -encabezado por AMIPCI, AMITI, ANIEI, CANIETI, la Academia, el Poder Legislativo y la sociedad civil al diseñar una estrategia integral para impulsar la adopción, uso y aprovechamiento de forma transversal de las Tecnologías de la Información y Comunicaciones en México. Adicionalmente, se realizará hoy por la tarde un evento para hacer la entrega formal del documento al Poder Legislativo e iniciar las labores correspondientes planteadas en la Agenda.
Ya se ha argumentado abundantemente la importancia de contar con más y mejor conectividad, por lo tanto, se vuelve relevante definir los siguientes pasos para la óptima instrumentación de la ADN de manera integral.
Ahora, ¿qué sigue?
Ya se trazó la ruta y se tiene el mapa a seguir en materia tecnológica y de comunicaciones de manera transexenal con miras de mediano y largo plazo. Ahora, resulta fundamental que el Ejecutivo asuma el liderazgo de este plan de 112 acciones. Así, la misma ADN plantea cinco condiciones específicas para detonar en cascada el resto de los objetivos:
1) Definir en la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal un responsable de planear, coordinar, ejecutar y evaluar la ADN de forma transversal en la administración pública.
2) Institucionalizar la ADN en la Ley de Planeación, dentro del Plan Nacional de Desarrollo.
3) Garantizar que la ADN incorpore a todos los actores implicados, sin diferencias de edad, género, capacidades, ideología o demás distinciones, conforme con el Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012.
4) Fortalecer los mecanismos de coordinación entre los tres poderes y los tres órdenes de gobierno, así como con los actores privados y sociales.
5) Contemplar a la ADN como un ordenamiento jurídico transexenal, reconocido como una política de Estado, con revisiones y actualizaciones periódicas.
Si bien la ADN necesita un importante respaldo del Poder Legislativo, también es fundamental reconocer la responsabilidad compartida de la industria, así como de los tres poderes y los tres niveles de gobierno en la implementación de la misma.
Ya la alianza de la ADN puso un documento sobre la mesa. Ahora el balón se encuentra buscando quién será el responsable de orquestar este plan de desarrollo digital. También es conveniente ver esta ADN como un documento vivo e incluyente y, por lo tanto, perfectible.
Con todo, es una oportunidad única para aprovechar al máximo un sector clave para la competitividad nacional, actualizarnos como nación para ocupar el lugar que nos corresponde e ir cerrando las brechas de desarrollo frente a nuestros principales competidores y socios comerciales.
Ernesto Piedras
epiedras@epiedras.net
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