Emprendimiento: Clave para combatir la pobreza laboral en México

En el primer trimestre de 2025, México alcanzó un hito significativo: la pobreza laboral se redujo al 33.9%, el nivel más bajo registrado desde 2005. Este avance, según el informe de México, ¿Cómo Vamos?, representa una disminución de 1.9 puntos porcentuales respecto al año anterior. Sin embargo, aún persisten desafíos estructurales, ya que más de 44 millones de personas no pueden adquirir la canasta alimentaria con su ingreso laboral.

En este contexto, el emprendimiento emerge como una herramienta poderosa para combatir la pobreza laboral, dinamizar la economía y fomentar una mejor distribución de oportunidades.

El papel central de las MiPyMEs

Las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyMEs) constituyen el 98.7% de los negocios en México, generan cerca del 78% del empleo y aportan el 42% del Producto Interno Bruto (PIB), de acuerdo con datos de la Gaceta Parlamentaria. Estas cifras demuestran que, más allá del discurso, las MiPyMEs son el verdadero motor económico del país y una de las herramientas más efectivas contra la pobreza laboral.

Además, su resiliencia tras la pandemia ha sido notable. Entre 2021 y 2023 nacieron 1.7 millones de nuevos establecimientos, lo que superó incluso los niveles prepandemia, según datos del INEGI.

Retos para emprender en México

Aunque hay señales positivas, las MiPyMEs enfrentan retos estructurales: acceso limitado al financiamiento, escasa capacitación y la persistente informalidad. En 2023, la economía informal representó el 24.8% del PIB, y el 13.8% provino de micronegocios sin registro legal, de acuerdo con el INEGI.

La informalidad limita el crecimiento. Datos de la Asociación de Emprendedores de México revelan que las empresas con figura legal facturan 3.6 veces más que aquellas informales. La formalización permite acceder a créditos, programas de gobierno, contratos institucionales y mayor estabilidad.

Emprendimiento como inclusión

El emprendimiento también abre camino a una economía más inclusiva. En entidades como Oaxaca, Guerrero o Chiapas, las mujeres representan más del 50% de la fuerza laboral. Potenciar el emprendimiento entre mujeres, jóvenes, personas con discapacidad o comunidades indígenas puede ayudar a reducir desigualdades históricas. Los últimos Censos Económicos 2024 muestran cómo las microempresas dominan en número, pero requieren impulso para ser más competitivas.

Conclusión

El emprendimiento formal, innovador y con enfoque social es una de las estrategias más sólidas para reducir la pobreza laboral en México. Para ello, se necesita fortalecer el ecosistema emprendedor, facilitar el acceso a recursos, fomentar la capacitación, la digitalización y eliminar barreras estructurales para sectores vulnerables.

Invertir en los emprendedores mexicanos no solo impulsa la economía: dignifica el trabajo, combate la desigualdad y transforma comunidades.

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