Si bien el panorama económico del país muestra tintes de estabilidad en el año que se aproxima, es imperante no bajar la guardia en el sector empresarial a fin de cumplir en tiempo y forma con los nuevos ordenamientos legales de transparencia y rendición de cuentas y, aprovechar el actual periodo volátil para lograr mejor posición y participación en el mercado.
Por otro lado, el escenario en los demás rubros insta a los negocios a reforzar las medidas de prevención de actos fraudulentos. Es imperante conocer la reputación de quién maneja internamente los principales números y hace la toma de decisiones, quiénes son los clientes, los inversionistas y los proveedores de los negocios.
Los años recientes en México han significado una etapa complicada tanto para el sector público como para el privado. En consecuencia, la mayor parte de las empresas han optado por implementar acciones que induzcan a la reducción de costos. Estas medidas son entre otras: recortes de personal o bien reducciones o incluso cancelaciones de modelos de detección y prevención de actos fraudulentos.
“Es significativo el hecho de que nuestro país ocupe uno de los primeros lugares en la ocurrencia de fraudes en el ámbito de los negocios en América Latina. Por ende, las estafas son actualmente uno de los obstáculos principales con los cuales tiene que lidiar el mundo empresarial”, afirma Jorge García Villalobos, Socio de Asesoría Financiera de Deloitte México.
Estas cifras están relacionadas con el hecho de que ante la crisis económica, las organizaciones hicieron énfasis en conservarse operativas y evitar desfalcos. Sin duda, esta medida volvió vulnerables a las empresas. De acuerdo con publicaciones recientes se llega a calcular que en México 7 de cada 10 empresas posiblemente han sido blanco de por lo menos un delito económico en este año.
Es importante recalcar que más de la mitad de las compañías que han consultado a Deloitte en el tema, percibe una alta posibilidad de que en los siguientes meses sean víctimas de un delito económico. Sin duda, esto se relaciona estrechamente con la circunstancia de que sólo el 1% de las empresas afirman, en sus acercamientos con la consultora, conocer al detalle la reputación de empleados, clientes, inversionistas y proveedores.
De acuerdo a la experiencia internacional de Deloitte, aquel que más pérdidas provoca en los negocios es el empleado con puesto “alto” en la organización, posición que por su acceso y manejo de recursos puede derivar en pérdidas que se supondrían en el rango de 1 a 5 millones de pesos.
Hoy de acuerdo a estadísticas públicas, puestos clave como el Director de Finanzas, han tenido una rotación considerable dentro las 1000 compañías de Fortune™: como ejemplo en 2009 fue del 13%. Ante este panorama, no es una buena práctica dejar cargos de alto rango a la deriva de un nuevo talento cuyos antecedentes se desconocen y, además subestimar la experiencia del que se va con la información de los últimos números de una empresa.
“Si el proceso de contratación de un puesto alto tiene una duración aproximada de treinta días, y en este periodo existen costos del mismo que se pueden evitar llevando a cabo un Background Check, es decir, indagar de manera lícita los antecedentes del candidato; una vez concluida esta etapa, que se lleva a cabo en sólo dos días, se tiene la información relevante que permite definir si se trata de la persona adecuada para cubrir la vacante. Así, se toma una decisión certera respecto a si se debe o no de continuar con el reclutamiento de ese candidato. Además, se refuerza el sistema de control, detección y prevención de actos fraudulentos, modelo con el que debe contar un negocio de manera permanente, especialmente en el periodo por el que atravesamos”, reflexiona García Villalobos.
En el contexto actual que vive el país, es apremiante fomentar la averiguación lícita de los antecedentes de las personas físicas y morales con las cuales tiene que ver una empresa, tanto en las operaciones internas como en las externas. Por medio del Background Check, se logra obtener información relevante que permite a las empresas tomar decisiones de negocios, en apoyo a procesos de contratación de ejecutivos, aceptación de clientes y proveedores, cumplir con medidas de anti lavado de dinero y regulaciones de anti corrupción, iniciar sociedades, fusiones y adquisiciones, y sobre todo evitar pérdidas que como muestran las cifras afectan severamente a los negocios.
De acuerdo a los fraudes a los que las empresas se han enfrentado en lo últimos años en México, queda claro que existe una diversidad tanto en la frecuencia como en la modalidad, pero sobre todo en la creatividad para realizar una estafa.
“Es apremiante que las empresas establezcan medidas anti delitos económicos, por lo menos para conocer la reputación de las personas físicas y morales que tienen que ver con ellos tanto interna como externamente, ya ni siquiera por las mermas que los posibles fraudes pueden provocar a las empresas, sino porque las nuevas regulaciones no deslindan de responsabilidad a quien se relaciona con un individuo de dudosa procedencia”, concluye Jorge García Villalobos de Deloitte México.
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