Un dato importante compartido por el Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresas (IPADE), el 90% de la empresas o negocios mexicanos son familiares y el 66% no logra sobrevivir la transición a la segunda generación, el 85% desaparece para la tercera generación, para la cuarta generación sólo el 5% se mantiene con vida.
Contrario a lo que podríamos pensar, las empresas familiares van desde las PyMEs hasta Sociedades Anónimas Bursátiles (S.A.B).
Así, la empresa familiar mexicana, el 90% de todas las compañías, no se encuentra preparada para existir más de 40 años. Esto se debe a que normalmente los fundadores de las empresas creen que tendrán tiempo suficiente para programar la sucesión o que la jerarquía familiar permanecerá igual dentro de la empresa una vez que él no esté.
Para Mario Rizo, Socio de Salles Sainz Grant Thornton, catedrático universitario y autor de El Sucesor, la primera novela de negocios en México, la empresa familiar es aquella en la que el capital, la administración, gestión y gobierno se encuentran en una o más familias, y que tiene como objetivo, además de ser el generador del patrimonio familiar, ser transmitida eventualmente a la siguiente generación.
Para evitar una problemática futura, el experto indica que es necesario implementar un sistema de Gobierno Corporativo eficiente para mejorar los procesos y procedimientos, el cual deberá tener las siguientes características:
1.- Clarificación de roles, derechos y responsabilidades para todos los miembros del modelo del negocio.
2.-Disciplina y compromiso de ayudar a los miembros de la familia, empleados y dueños a que actúen con responsabilidad y profesionalización.
3.-Regulación apropiada de la familia y la inclusión del dueño en las discusiones que competan al negocio.
Sin embargo, la experiencia profesional de despachos especialistas en el tema, demuestran que para que la sucesión de la empresa se efectúe de la mejor manera, es necesario contar con los instrumentos apropiados para que el “orden” se mantenga aunque ya no esté aquel que moralmente mantiene “la caja de Pandora” cerrada.
Hay que recordar que en este tipo de empresas la participación de la o las familias normalmente supera el 51% y el tener este nivel de participación de la familia invariablemente ocasiona problemas entre los integrantes de la compañía. Todos se perciben como dueños del negocio que pueden tomar decisiones trascendentales, faltan jerarquías y líneas de mando, se crean puestos para algún familiar, contratan a alguien más que por sus aptitudes, por el escalafón que guarda en la familia.
Fernando Heredia
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