Son dos las habilidades que se valoran en el terreno laboral: Las habilidades duras o técnicas y los Soft Skills o habilidades blandas.
Dependiendo del perfil del puesto de trabajo, saber, por ejemplo, de computación, de procesos de producción, de finanzas … se consideran habilidades duras, y éstas son las primeras que se evalúan a la hora de acceder a cualquier trabajo. Asimismo, éstas son fáciles de medir, inclusive, a través de exámenes diseñados para ello, y se aprenden, típicamente, en contextos académicos formales. No obstante, las habilidades blandas o Soft Skills se aprenden en contextos diversos y no son fáciles de medir. En este sentido, si hablamos de la capacidad de liderazgo o comunicación, por ejemplo, no son elementos que se midan mediante un examen; para poder hacerlo, hay que ver a la persona “en acción” para darse cuenta que es un buen líder o un buen comunicador, que maneja adecuadamente a su equipo, que sabe escuchar, que es empático, que es inteligente emocionalmente… Para aprender de habilidades blandas, el contexto académico ayuda pero no es el único medio. Asimismo, hay personas más proclives a tenerlas pero, definitivamente, cualquiera puede desarrollarlas.
Las habilidades duras son las que te abren la puerta en una organización, y las blandas hablan de tu capacidad de crecimiento, de qué tan lejos vas a llegar como profesional dentro de la organización, por lo que ambas son importantísimas.
Los Soft Skills que más se valoran
- Cuando una persona se auto-regula, se auto-gobierna, la disciplina forma parte de sus habilidades blandas.
- Administración de recursos personales como, por ejemplo, el tiempo. Hasta dónde administra y regula sus recursos directos y sus prioridades.
- Habilidades de interacción con los demás. Es decir, la capacidad de empatía o entender claramente lo que los demás necesitan de él, entender sus requerimientos, tener capacidad de escucha, de observación, de diagnostico, trabajo en equipo, además de contar con inteligencia emocional para relacionarse bien con el otro; así como otras competencias que, a pesar de ser más elaboradas, se consideran, igualmente, habilidades blandas: Liderazgo, la capacidad de inspirar a otros, de coordinar el trabajo de otros, de cuidar y desarrollar a otros.
Las habilidades blandas se miden también por niveles, ya que hay algunas específicas, por ejemplo, para puestos operativos y otras para puestos ejecutivos.
En definitiva, las blandas son las habilidades del futuro. En esta era digital, podemos adquirir habilidades técnicas mediante herramientas tecnológicas; Existen tutoriales en youtube donde puedes saber cómo se hace una ecuación de segundo grado, pero aprender a liderar a otro no es algo que se pueda hacer por esta misma vía. Se pueden aprender los elementos académicos de liderazgo pero ser líder sólo se aprende en la práctica, confrontándote con tu equipo de trabajo, es ahí donde se aprende. Por ello, las habilidades blandas se valoran y se cotizan cada vez más en el mercado laboral.
Raciel Sosa, Experto en Liderazgo del sXXI
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