Mejorar el control de calidad y seguridad de los productos hasta en un 80% es posible gracias a llevar el historial de toda su trayectoria mediante códigos de barras estandarizados que permite identificar su paso a lo largo de la cadena de suministro para tener la posibilidad de reaccionar oportunamente ante contingencias, a esto se le denomina trazabilidad, que cada vez es más utilizada por las PyMEs, en especial las exportadoras.
La adopción de este esquema además conlleva mejoras como operaciones logísticas eficientes; disminución de errores y tiempos de preparación de órdenes y entregas; ahorro en gastos de etiquetado y obtención de información más detallada de cada producto; optimización de manejo de inventarios y administración; reducción en el tiempo de resurtido en el punto de venta; mayor control en el seguimiento de pedidos, entrega y recepción de mercancía, además de una mayor precisión y administración de la cadena de suministro y demanda.
De esta forma se pueden localizar los productos mediante un código que incluye la información del número de lote e identificación desde su creación, pasando por su fabricación y embarque, hasta llegar al punto de venta o consumidor final.
La necesidad de este esquema ha quedado demostrada en eventos como el ocurrido en 2009 a causa de la influenza AH1N1 debido a la cual las exportaciones mexicanas de carne de cerdo cayeron un 70%, pues cuando se han suscitado emergencias sanitarias la totalidad de los productos a los que se les atribuye el problema son retirados de los puntos de venta o dejan de ser consumidos.
Para evitar riesgos en dichas situaciones es necesario contar con estándares adecuados, especialmente las empresas agroalimentarias que exportan a Estados Unidos, que en 2012, ante el temor de una contingencia alimentaria, ha decidido endurecer el ingreso de productos como frutas, verduras y hortalizas, por lo cual los exportadores tendrán que utilizar códigos de barras GS1 en sus cajas como parte de la Iniciativa de Trazabilidad de Productos Frescos (PTI o Produce Traceability Initiative).
El objetivo de la PTI es que, a través de un modelo tecnológico, los alimentos dejen huella de su paso en las distintas etapas en la cadena de suministro, de manera que en caso de ser necesario, sea posible rastrearlos en un lapso menor a 72 horas.
Para México el tema tiene especial importancia debido a que la industria agrícola representa 3.7% del PIB nacional; además Estados como Michoacán, Sinaloa, Guanajuato, Chihuahua, Veracruz, entre otros, tienen como principal cliente a Estados Unidos.
Cabe señalar que si bien la medida no es obligatoria se prevé que los productores que no adopten estos procesos se enfrentarán al riesgo de que sus productos ya no lleguen a la cadena de suministro y por lo tanto al consumidor.
Para facilitar la adopción de este modelo en las empresas mexicanas la SAGARPA está considerando otorgar un financiamiento de hasta 500 mil pesos para adquirir la tecnología que incluye impresoras de etiquetas de código de barras, lectores, un software ERP o WMS y consumibles, entre otros.
Omar González, especialista en desarrollo de estándares en GS1 México, dijo en entrevista, “aunque la trazabilidad la podrían adoptar de forma manual es mejor hacerlo con base en tecnología que les permita hacer más eficiente su proceso y les brinde una ventaja competitiva”.
Pero la trazabilidad no sólo llama la atención a las empresas agroalimentarias industrias como la farmacéutica y cosmética también están considerando el uso de trazabilidad, tal es el caso de “Sort de Terre” Misterio de caracol, empresa que inició con ventas entre amigos y conocidos, pero que debido a la continua demanda se convirtió en un negocio formal que para poder crecer en nuevos mercados como cadenas detallistas y tiendas departamentales, así como exportar, se enfrentó a la necesidad de agregar el Código de Barras y la trazabilidad.
Otras empresas productoras que pueden encontrar beneficios en la utilización de la trazabilidad son aquellas con artículos como vinos y licores, especias, frutas, verduras, pastas y alimentos frescos, que podrían diferenciarse por la forma en que se cultivan, por ser orgánicos, por certificar su denominación de origen, entre otros elementos.
“Las reglas han cambiado y actualmente no basta que un alimento tenga buen sabor o aspecto, el cliente requiere que la compañía le dé la certeza de que el producto que está consumiendo pasó por un proceso basado en estándares de calidad y cumpla con las normas y regulaciones vigentes para su comercialización. Estos son temas de control y seguridad alimentaria que dan confianza al consumidor”, agregó González.
GS1 brinda a las empresas asesoría, consultoría, capacitación, herramientas y el apoyo necesario para implantar la Trazabilidad de manera correcta para que cumplan de manera exitosa con las regulaciones y normas vigentes, que permitirán la libre exportación y comercialización de sus productos.
Para comenzar con un proceso de trazabilidad las empresas deben afiliarse a GS1 para obtener su código de barras entonces se les proporciona asesoría para que integren el estándar en sus procesos y en caso de requerir alguna solución específica el mismo organismo proporciona un directorio de proveedores.
“Contamos con capacitación sobre trazabilidad en la cadena de suministro se les da un curso teórico y se les invita a la parte práctica para que puedan aterrizar los conceptos”.
De acuerdo con el especialista la adopción toma en promedio una semana y media, pero ello depende de la dinámica que lleve el productor y la asesoría que necesite, pues en caso de requerir alguna solución adicional el proceso puede llevar hasta tres meses.
Ariadna Cruz
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Gracias
++++ Hoy día es difícil decir “Made in …” (“Hecho/fabricado en …”), vs “Assembled in” (“Montado/ensamblado en”). Trazabilidad ++++
Actualmente el mundo está bastante globalizado, siendo la fabricación, transporte y venta de productos uno de los aspectos humanos más internacionales. Y cada vez usamos más objetos más complejos, con más piezas. Como se mira mucho el coste de fabricación pues creo que es común que un mismo producto lleve piezas fabricadas en diferentes países. Así que es difícil decir “Hecho en tal país” o “Fabricado en tal Estado”. Eso sí, se supone que el ensamblaje final de dicho producto se hará en un país concreto, por lo que un texto con “Ensamblado en tal país” sería más adecuado. Aunque con lo dinámico o cambiante que son los mercados el montaje final puede cambiar de Estado en breve, incluso hacerse a la vez en dos o más países distintos, digo yo.
Así que la trazabilidad, si bien será más difícil de llevar a cabo que en el pasado, posiblemente sea más importante ahora, para ayudar a entender y controlar la complejidad empresarial que nos rodea. Ahora que los fabricantes suelen tener sitio web propio, estaría bien que en ellos informaran clara y transparentemente de todo esto, obligándose por ley a ello.
¿Conocéis algún portal web de algún fabricante que informe bien del origen de sus productos y componentes o piezas?
Participación libre: http://bandaancha.eu/foros/hoy-dia-dificil-decir-made-in-hecho-1709577