Si bien los cambios recientes en Estados Unidos tienen el propósito de dar una estabilidad al sistema financiero norteamericano y establecer las bases para reducir el riesgo de que vuelvan a ocurrir quiebras de instituciones financieras relevantes, el alcance de las modificaciones será más amplio pues “están promoviendo una cultura de administración de riesgos para los gestores de las instituciones financieras, para los órganos de gobierno corporativo de las mismas e inclusive para defender a los usuarios de servicios financieros sobre prácticas de negocio abusivas de las entidades financieras”, aseguró Guillermo Roa, Socio director de Auditoría de Servicios Financieros en Deloitte México.
A partir de la reciente crisis financiera mundial se descubrió que existen ciertos aspectos regulatorios que no se estaban cubriendo debidamente y los órganos de gobierno de las instituciones financieras no entendían ni conocían los riesgos que estaban asumiendo las propias instituciones. Así pues, destaca lo realizado por Estados Unidos al convertirse en el primer país que hace un cambio importante en su regulación financiera después de la crisis, lo que sin duda tendrá un impacto en el sistema financiero de otros países, incluyendo México.
Las reformas al sistema financiero de Estados Unidos abarcan los sectores bancarios, de valores, aseguradoras, y gestión de activos; presentándose cambios relevantes en temas de agencias calificadoras, banca comercial, mercado de derivados, prácticas de mercado abusivas, rescates financieros y remuneraciones a ejecutivos.
Las siete implicaciones
De acuerdo a los analistas de Deloitte, la reforma financiera de Estados Unidos tendrá las siguientes implicaciones:
1. Se establece la clasificación de instituciones financieras sistémicamente importantes y las que no lo son, por lo que seguramente a las instituciones financieras sistémicamente importantes se les requerirá un mayor número de información por parte del regulador, así como ampliaciones sobre pruebas regulatorias (“pruebas de estrés”).
2. La reforma exigirá que las organizaciones revisen, y en caso necesario, cambien las estructuras accionarias y jurídicas existentes de las entidades financieras, especialmente en lo relacionado con las actividades de derivados.
3. Las entidades financieras necesitarán más y mejor calidad de capital en el futuro, por lo que la gestión del capital requerirá una administración más activa que la actual.
4. Los requerimientos regulatorios para proveer mayor y mejor información y datos del negocio juegan un papel central en el apoyo para reducir el riesgo sistémico.
5. Diversos cambios regulatorios establecen la importancia de un mejor Gobierno Corporativo al momento de supervisar y administrar los riesgos.
6. Las prácticas de gestión del talento y la cultura de administración de riesgos de la entidad financiera transmitida hacia la gente jugarán un papel crucial en este nuevo entorno.
7. Construir y gestionar las relaciones con el regulador se convertirá probablemente en un papel importante para el personal, sobre todo para las grandes instituciones financieras.
Impactos en México de la reforma estadounidense
Las modificaciones de ley aprobadas en los Estados Unidos tendrán un importante efecto en el sistema financiero de otros países incluyendo a México, ya que permitirá establecer aún mejores prácticas o consolidará acciones ya establecidas con anterioridad.
El reciente surgimiento del Consejo de Supervisión Financiera por parte del gobierno mexicano es otro ejemplo de los avances alineados a las reformas financieras de Estados Unidos que seguramente también replicarán otros países.
Asimismo, existen temas en donde México ya lleva un avance importante con respecto a lo que establecen las reformas financieras en Estados Unidos, tales como la creación de la Oficina de Protección Financiera del Consumidor, para lo cual en nuestro país desde hace tiempo se cuenta con la Comisión Nacional para la Defensa de los Usuarios de las Instituciones Financieras (CONDUSEF).
“En México hay trabajo adelantado y otro que se debe mejorar”, afirmó Roa.
Entre las mejoras a destacar existe la práctica de “pruebas de estrés”, las cuales permiten tener alertas tempranas ante escenarios económicos adversos. En nuestro país, los bancos tienen áreas de administración integral de riesgos que actualmente llevan a cabo estos ejercicios, sin embargo, cada uno trabaja con modelos y escenarios definidos por la propia administración, que son utilizados por las instituciones financieras en forma interna.
“Las pruebas de estrés aplicadas con modelos homogéneos y monitoreadas por la autoridad financiera servirían como controles preventivos efectivos para el Consejo de Supervisión Financiera, como se llevó a cabo en Europa recientemente”, expresó el especialista de Deloitte México. Lo anterior, independientemente de que la banca mexicana se encuentre sana y bien capitalizada, y que haya pasado en forma sobresaliente los escenarios que se suscitaron como consecuencia de la crisis financiera mundial.
La Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Comité de Supervisores Bancarios Europeos (CEBS, por sus siglas en inglés) dieron a conocer los resultados de las recientes pruebas de estrés que midieron a los bancos en escenarios catastróficos que simularon factores como una doble recesión, caída de un 20% del mercado accionario y una fuerte alza de las tasa de interés, entre otros. Los bancos no aprobarían la prueba si no eran capaces de mantener un ratio de capital Tier1adecuado en cada uno de los escenarios.
El especialista consideró que la banca mexicana está en posibilidad de hacer pruebas de estrés con todos los bancos bajo los mismos escenarios, lo que daría mayor consistencia a los resultados. “Al final, las acciones de prevención derivarán en un sistema financiero nacional más sano y con mejores y mayores alertas, dando mayor certidumbre el Consejo de Supervisión Financiera y al mercado en general”, concluyó Guillermo Roa de Deloitte México.
Redacción