De acuerdo con el INEGI, la esperanza de vida de las PyMEs es de 7.8 años por falta de un proyecto viable y financiamiento. En este sentido, los factores que hacen que las PyMEs quiebren son: una mala planificación, una limitada capacidad administrativa, un modelo de negocio poco rentable, limitado acceso a fuentes de financiamiento, no se adaptan a los cambios y no innovan en los modelos de negocios y propuestas.
Es necesario establecer que no pensar en crecimiento no es sinónimo de falta de visión, sino una cuestión cultural. Hay negocios que dan un máximo a sus clientes y tienen visión, pero crecer va más allá.
La estrategia para sobrevivir en México de la mayoría de las PyMEs es cuidar al cliente y lo que tienen. Aunque parece una estrategia lógica y útil, se contrapone con la que se practica en otros países: “la mejor estrategia para no morir es crecer[1] ”. En este sentido, mantener la creatividad para renovarse es una necesidad, no un valor agregado.
Para renovarse y crecer, una de las actividades principales son la adquisición de bienes productivos; desde maquinaria para incrementar la capacidad de producción, mobiliario, herramientas como PC’s, celulares, hasta equipo de carga para traslado de mercancías o vehículos para el traslado del personal o fuerza de ventas, los cuáles son adquiridos bajo esquemas de compra de contado o crédito, lo que para una PyME resulta un desembolso de capital.
El esquema de arrendamiento, es cada vez es más utilizado en todo el mundo. De acuerdo con datos publicados por Forbes Insights, apenas el año pasado, un 70% de las compañías en Europa, Estados Unidos y Asia lo utilizan ya como un ejercicio común que les reporta grandes beneficios.
En México, representa un 4%; sin embargo, desde 2013 ha ido creciendo a un ritmo del 20% anual, lo que indica que cada vez más negocios mexicanos encuentran la respuesta a sus retos de desarrollo a través de esta práctica. Bajo este esquema, el leasing o, arrendamiento vehicular, se está convirtiendo en un método vital de financiamiento para las PyMEs que cumplen con varios años de funcionamiento, donde la movilidad vehicular es crucial para continuar con las actividades fundamentales que definen cualquier empresa.
Para las PyMEs o los profesionistas independientes con actividad empresarial o profesional que cuentan con más de tres años de operación rentable, decidirse por el leasing vehicular puede significar grandes ventajas competitivas, gozar de su uso para las actividades que permitan crecer, mantener un mejor flujo y control de efectivo generando además un gran ahorro en materia fiscal.
De acuerdo con TIP México, estos son los beneficios extra:
El leasing maximiza los beneficios fiscales, permite reactivar la economía de la empresa al disponer del dinero para invertir en otros bienes en una mayor producción.
Hay un ahorro en mantenimiento y rendimiento de gasolina.
Los planes de pago son de acuerdo con la necesidad de cada compañía.
Las mensualidades son fijas y no se modifican durante el tiempo de contrato.
Se adquiere el vehículo al final del contrato o se puede traspasas a través de una cesión de derechos.
De acuerdo con la CONDUSEF, 72% del empleo y 52% del Producto Interno Bruto son generadas por las PyMEs en México. Hoy, hay más de 4.1 millones de microempresas que aportan 41.8% del empleo total, lo que significa, que es la columna vertebral de la economía nacional.
Emprender y mantener un negocio conlleva a invertir esfuerzo, dedicación y muchos recursos para que, al final, se materialice un sueño. Sin embargo, este sueño se puede convertir en una pesadilla.
En conclusión, recurrir a esta práctica beneficia, además, a los empresarios que buscan obtener mayor valor por su dinero. También a aquellas compañías que requieren mantenerse a la vanguardia y estrenar un vehículo nuevo cada dos o tres años; mejorando así la imagen que proyecta la compañía y la seguridad que brinda a sus empleados.
Redacción
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