Los consumidores refinados adquieren productos que cumplan con una función dietética específica.
Los factores que motivan las exigencias de este público son múltiples: médicas, combate al estrés o entretenimiento, según el estudio Wellbeing, realizado por TNS -compañía especializada en investigación de mercado-. Muestra de ello son las leches adicionadas con fibra para ayudar a la digestión.
Esta tendencia obliga a que las empresas mantengan una mejor comunicación con sus diferentes nichos de mercado para darles información detallada sobre los ingredientes de los productos y los beneficios y nutrientes que cada ingrediente le puede aportar al funcionamiento del organismo. Por ejemplo, el yogur se ha transformado en un tipo de leche funcional que puede dar batalla a los complementos vitamínicos.
El aspecto estético
Constanza Cilley, directora comercial y de investigación de TNS, añade que, además de procurarse una mejor alimentación, la apariencia es otro punto de relevancia entre este tipo de consumidores, que en una escala de uno al diez, dan ocho puntos a esta esfera.
Al referirse a la trascendencia del estudio Wellbeing, la directiva asegura que se fundamenta en dar información accesible no sólo a las empresas, sino también a la población y a los gobiernos para que se preocupen más por el tema.
El término alimento funcional se propuso por primera vez en Japón en la década de los 80 con la reglamentación acerca de “alimentos para uso específico de la salud” (Foods for specified health use).
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