Sin duda, una de las preguntas más importantes que se hace un recién egresado de la Universidad es: si quiere obtener un empleo o iniciar su propio proyecto de emprendimiento.
El común denominador, en ambas situaciones, es el objetivo: “alcanzar la autonomía económica”. Cada una de ellas tiene sus “pros” y sus “contras”.
El camino del empleo:
Los “Pros”
– Antes de proceder a repartir Curriculum Vitae a diestra y siniestra en cuanta empresa que publica vacantes, se puede, y debe, hacer un examen interno sobre: realmente en qué empresa desea laborar y estar convencido que ingresar a la plantilla de colaboradores implica un verdadero gusto por lo que esa organización hace, y si concuerdan los valores personales con los valores de la corporación y el candidato debe saber cómo puede aportarle valor con su trabajo del día a día. Por lo que el recién egresado puede elegir libremente la empresa para la cual desea trabajar. En esta situación, siempre se debe recordar que al empleado se le contrata para brindar soluciones, más no por dar problemas.
– Otro “pro” de optar por el camino del empleo es que, si se ha escogido bien la organización y se está a gusto con el quehacer diario, se puede hacer carrera dentro de ella, subiendo de niveles en la escala jerárquica del organigrama. Aunque esto puede llevar mucho tiempo, ¿Qué más da? Si el ambiente de trabajo y las oportunidades de ascenso lo permiten. Esta vía permite adquirir experiencia, contacto con la industria y mercados. Si se tienen buenos jefes, se aprende de ellos, si no, también se aprende de ellos.
– El punto medular del camino del empleo es el ingreso. Una vez admitido, el empleado tiene la certeza de que, va a percibir su sueldo cada quincena o cada mes, lo que proporciona una estabilidad a este respecto, sin mencionar las prestaciones.
Los “contras”
– En el mercado laboral, los sueldos para recién egresados van desde los 2 mil hasta los 5 mil pesos al mes, argumentando las organizaciones una “falta de experiencia” del recién egresado, lo que hace que sus conocimientos sean “subvaluados” y la mayor parte de las veces, no alcance a cubrir sus necesidades básicas como individuo.
– El tiempo. Cuando se firma un contrato laboral, se establece un horario de trabajo, el cual muchas ocasiones se debe acatar de manera rigurosa y en otros casos hay una hora de entrada, más no de salida y las horas extra no se pagan; por lo que si se hace el cálculo de la percepción de ingreso sobre el tiempo trabajado, se está dando más de lo que se ha pactado.
– Un último “contra” es que, se puede llegar a ser un “pez” en el estanque de “tiburones”. Cuando el clima laboral es hostil o altamente competitivo, la llegada de nuevo empleado novato puede ser sujeto de descalificaciones, sobre carga de trabajo o que le asignen actividades que no le corresponden a su función principal.
El camino del emprendimiento:
Los “Pros”
– Generar un negocio propio requiere (al igual que el camino del empleado) un examen individual sobre qué tipo de producto o servicio se desea ofrecer a un mercado que demuestre una verdadera oportunidad de negocio y con la cual este emprendedor sienta que está aplicando sus conocimientos y habilidades para resolver “un problema” que tienen sus clientes y que lo resuelve con su propuesta de valor. Sentirse a gusto con la actividad del negocio es uno de los factores críticos de éxito.
– La creatividad. El espíritu individual que mueve al emprendedor a iniciar su propio proyecto, puede dar paso a una “explosión” de ideas e hipótesis que se deben ir comprobando si el mercado las acepta o las rechaza, explorando así en la realidad todo lo que hay en la cabeza y en la mente del recién egresado.
– Escribir tu propia historia o vivir tu sueño. La motivación de llegar a la autorrealización (ser todo lo que se quiso ser en la vida) es el principal motor de un emprendedor, sin importar si se es recién egresado o no. Ver materializados los objetivos planteados tanto económicos, individuales, familiares, etc. es la recompensa a un esfuerzo que pocos se atreven a realizar y se ve reflejado en el tiempo que disponen tanto para actividades de su proyecto como para actividades personales.
Los “Contras”
– Cuando se es empleado, se tiene un jefe. Cuando se es emprendedor se tienen “varios jefes” y estos son los clientes y el cliente más difícil siempre es el primero. Cuando no hay una experiencia previa del negocio, el emprendedor recién egresado sufre “dolores de parto” cuando se da cuenta que algunas cosas que aprendió en la Universidad no son como se las enseñaron en la realidad: los clientes no pagan, los empleados no responden como se esperaba (y hay que pagarles), renta, impuestos, etc.
– El valle de la muerte del emprendedor. En nuestro país ya está documentado por Ernst & Young que el 65% de las empresas nuevas que se generan no trasciende el “Valle de la muerte” que es un periodo que se presenta cuando la empresa cumple entre 2 y 3 años de operación. Una de las consecuencias derivadas de cruzar este valle de la muerte es sentirse solo, ya que cuando voltea a su alrededor, todo el mundo parece que lo ve como “un bicho raro” y en muchas ocasiones recibir comentarios frecuentes como “mejor encuentra un empleo serio”.
– Los recursos. Iniciar un emprendimiento requiere de recursos que generalmente el nuevo emprendedor no posee y éstos provienen, la mayor parte, de la propia familia o amigos en el mejor de los casos y siempre resultan insuficientes. Esto no detiene al verdadero emprendedor, sin embargo suele ser una limitante para un crecimiento y desarrollo del negocio.
Ser empleado y al mismo tiempo tener un negocio propio, no están peleados. Puede ser una mancuerna que no se note tan frecuentemente, pero que se da en casos de familias cuyos ingresos por sus empleos no cubren las necesidades de todos los integrantes y que inician emprendimientos por necesidad que, con el paso del tiempo y una correcta administración, los empleados renuncian a sus trabajos para dedicarse cien por ciento a su empresa.
Mtro. Mario Alberto García
Jefe de Incubadora de Negocios en Universidad La Salle
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Características de un emprendedor
Sin duda, una de las preguntas más importantes que se hace un recién egresado de la Universidad es: si quiere obtener un empleo o iniciar su propio proyecto de emprendimiento.
El común denominador, en ambas situaciones, es el objetivo: “alcanzar la autonomía económica”. Cada una de ellas tiene sus “pros” y sus “contras”.
El camino del empleo:
Los “Pros”
– Antes de proceder a repartir Curriculum Vitae a diestra y siniestra en cuanta empresa que publica vacantes, se puede, y debe, hacer un examen interno sobre: realmente en qué empresa desea laborar y estar convencido que ingresar a la plantilla de colaboradores implica un verdadero gusto por lo que esa organización hace, y si concuerdan los valores personales con los valores de la corporación y el candidato debe saber cómo puede aportarle valor con su trabajo del día a día. Por lo que el recién egresado puede elegir libremente la empresa para la cual desea trabajar. En esta situación, siempre se debe recordar que al empleado se le contrata para brindar soluciones, más no por dar problemas.
– Otro “pro” de optar por el camino del empleo es que, si se ha escogido bien la organización y se está a gusto con el quehacer diario, se puede hacer carrera dentro de ella, subiendo de niveles en la escala jerárquica del organigrama. Aunque esto puede llevar mucho tiempo, ¿Qué más da? Si el ambiente de trabajo y las oportunidades de ascenso lo permiten. Esta vía permite adquirir experiencia, contacto con la industria y mercados. Si se tienen buenos jefes, se aprende de ellos, si no, también se aprende de ellos.
– El punto medular del camino del empleo es el ingreso. Una vez admitido, el empleado tiene la certeza de que, va a percibir su sueldo cada quincena o cada mes, lo que proporciona una estabilidad a este respecto, sin mencionar las prestaciones.
Los “contras”
– En el mercado laboral, los sueldos para recién egresados van desde los 2 mil hasta los 5 mil pesos al mes, argumentando las organizaciones una “falta de experiencia” del recién egresado, lo que hace que sus conocimientos sean “subvaluados” y la mayor parte de las veces, no alcance a cubrir sus necesidades básicas como individuo.
– El tiempo. Cuando se firma un contrato laboral, se establece un horario de trabajo, el cual muchas ocasiones se debe acatar de manera rigurosa y en otros casos hay una hora de entrada, más no de salida y las horas extra no se pagan; por lo que si se hace el cálculo de la percepción de ingreso sobre el tiempo trabajado, se está dando más de lo que se ha pactado.
– Un último “contra” es que, se puede llegar a ser un “pez” en el estanque de “tiburones”. Cuando el clima laboral es hostil o altamente competitivo, la llegada de nuevo empleado novato puede ser sujeto de descalificaciones, sobre carga de trabajo o que le asignen actividades que no le corresponden a su función principal.
El camino del emprendimiento:
Los “Pros”
– Generar un negocio propio requiere (al igual que el camino del empleado) un examen individual sobre qué tipo de producto o servicio se desea ofrecer a un mercado que demuestre una verdadera oportunidad de negocio y con la cual este emprendedor sienta que está aplicando sus conocimientos y habilidades para resolver “un problema” que tienen sus clientes y que lo resuelve con su propuesta de valor. Sentirse a gusto con la actividad del negocio es uno de los factores críticos de éxito.
– La creatividad. El espíritu individual que mueve al emprendedor a iniciar su propio proyecto, puede dar paso a una “explosión” de ideas e hipótesis que se deben ir comprobando si el mercado las acepta o las rechaza, explorando así en la realidad todo lo que hay en la cabeza y en la mente del recién egresado.
– Escribir tu propia historia o vivir tu sueño. La motivación de llegar a la autorrealización (ser todo lo que se quiso ser en la vida) es el principal motor de un emprendedor, sin importar si se es recién egresado o no. Ver materializados los objetivos planteados tanto económicos, individuales, familiares, etc. es la recompensa a un esfuerzo que pocos se atreven a realizar y se ve reflejado en el tiempo que disponen tanto para actividades de su proyecto como para actividades personales.
Los “Contras”
– Cuando se es empleado, se tiene un jefe. Cuando se es emprendedor se tienen “varios jefes” y estos son los clientes y el cliente más difícil siempre es el primero. Cuando no hay una experiencia previa del negocio, el emprendedor recién egresado sufre “dolores de parto” cuando se da cuenta que algunas cosas que aprendió en la Universidad no son como se las enseñaron en la realidad: los clientes no pagan, los empleados no responden como se esperaba (y hay que pagarles), renta, impuestos, etc.
– El valle de la muerte del emprendedor. En nuestro país ya está documentado por Ernst & Young que el 65% de las empresas nuevas que se generan no trasciende el “Valle de la muerte” que es un periodo que se presenta cuando la empresa cumple entre 2 y 3 años de operación. Una de las consecuencias derivadas de cruzar este valle de la muerte es sentirse solo, ya que cuando voltea a su alrededor, todo el mundo parece que lo ve como “un bicho raro” y en muchas ocasiones recibir comentarios frecuentes como “mejor encuentra un empleo serio”.
– Los recursos. Iniciar un emprendimiento requiere de recursos que generalmente el nuevo emprendedor no posee y éstos provienen, la mayor parte, de la propia familia o amigos en el mejor de los casos y siempre resultan insuficientes. Esto no detiene al verdadero emprendedor, sin embargo suele ser una limitante para un crecimiento y desarrollo del negocio.
Ser empleado y al mismo tiempo tener un negocio propio, no están peleados. Puede ser una mancuerna que no se note tan frecuentemente, pero que se da en casos de familias cuyos ingresos por sus empleos no cubren las necesidades de todos los integrantes y que inician emprendimientos por necesidad que, con el paso del tiempo y una correcta administración, los empleados renuncian a sus trabajos para dedicarse cien por ciento a su empresa.
Mtro. Mario Alberto García
Jefe de Incubadora de Negocios en Universidad La Salle
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