Aunque los expertos en el ecosistema empresarial opinan que la edad ideal para emprender es entre los 35 y 38 años, con el argumento de que a esta edad se cuenta con estabilidad financiera, ejemplos destacados como Mark Zuckerberg, Bill Gates o Serguéi Brin, demuestran que se puede hacer a una edad más temprana.
Sin embargo, la realidad es que no hay una mejor edad para emprender; es cierto que la experiencia y el criterio que se adquiere con los años es importante, así como contar con las herramientas adecuadas para desarrollar dicha actividad, pero eso no impide iniciar con un negocio siendo un niño.
“Los niños y los jóvenes se encuentran en una etapa ideal para comenzar a emprender, porque aunque sus primeros negocios pudieran no ser exitosos, para cuando egresen de la universidad, tendrán ya años de experiencia”, dijo Marco Velázquez, fundador del programa de tecnología y emprendimiento para niños DeKids.
Y es que si un niño aprende a desarrollar un plan de negocios a los diez años, a detectar alguna necesidad en el mercado o a desarrollar su propia aplicación para comenzar a monetizarla, entonces tendrá las nociones básicas para poder emprender en un futuro, aunque falle en el intento, podrá comenzar su camino sin estar a ciegas, explicó el directivo.
Aunque el multimillonario más joven de la lista de Forbes, Mark Zuckerberg tuvo un camino difícil al momento de emprender, la perseverancia fue un factor clave para salir victorioso. Esta característica es una de las que debe poseer un empresario incipiente. Lo que lleva a afirmar que el emprendimiento no es cuestión de edad, se trata de un tema de motivación y vocación.
“Lo que queremos es que los niños encuentren su propia vocación, que aprendan a crear tecnología y desarrollar proyectos a partir de sus sueños e ideas, así como lo hizo Gates”, puntualizó Marco Velázquez. “Los niños tienen mucho por decir, pero hace falta escucharlos y creer en ellos”, aseguró.
En resumen, la mejor edad para emprender, es cuando existe una situación de la cual se puede sacar ventaja, convirtiéndola en un negocio que deje utilidades. Sin embargo, prepararse para el emprendimiento desde la infancia o adolescencia puede ayudar a obtener conocimientos importantes y evitar tomar malas decisiones en el futuro.
Redacción
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