A menudo tenemos que entregarnos a un trabajo creativo como escribir un artículo, hacer un nuevo diseño, idear un modelo de negocio y nos topamos con un muro: “sin una sólo idea”.
Nos sentamos frente a la computadora y los distraemos a la menor provocación porque no nos viene ninguna idea o las que llegan son poco interesantes. La realidad es que a veces no tenemos claro qué es lo que queremos proponer o qué objetivo queremos cumplir. Cuando en nuestra mente está claro qué es lo que quiero realmente, justo en ese momento empiezan a surgir ideas, como una lluvia a las cuales no podemos cuestionar o enjuiciar; cada una de ellas es lo suficientemente valiosa para que en su momento se pueda trabajar o realizar.
Tendemos a criticar o enjuiciar nuestras propias ideas y eso recibe el nombre de autocensura; y cuando le abrimos la puerta a esa situación, es justo el momento en que las ideas o proyectos salen volando de nuestra cabeza porque al parecer son indeseables. Por lo tanto, es recomendable no censurar ningún tema hasta que se vaya puliendo la idea original o el objetivo a alcanzar. También es importante no agobiarse. Si no estamos calmados es imposible que nos vengan buenas ideas porque nos bloquearemos. A veces es suficiente con poner la mente en otra parte y las ideas vendrán solas.
La inspiración puede venir de muchos lugares, el problema es que creemos poco en esta posibilidad; la lectura, una película, inclusive hasta salir a la calle y ver los espectaculares, pueden ser una gran fuente de creatividad, la información normalmente está afuera de nosotros, sólo es necesario darnos permiso de vivir y observar lo que está a nuestro alrededor. Inclusive una buena charla con personas nutritivas son una verdadera fuente de ideas que al estar en calma podemos evaluar y utilizar para dar rienda suelta a las propias.
Los escritores usan una técnica que puede ser bastante enriquecedora y consiste en apuntar todo lo que te venga a la cabeza en una hoja, hacer un mapa mental, dibujar, etc. sabemos que grandes artistas han utilizado esta técnica, inclusive en los museos podemos tener acceso a esos diarios personales, que a nosotros no nos dicen mucho, pero al autor le dejaba una fuente inagotable de ideas.
Y si no tienes absolutamente ninguna idea, también los escritores nos regalan esta técnica: coge un diccionario o un libro cualquiera, ábrelo por una hoja y con los ojos cerrados marca palabras y ve apuntándolas. Relaciona estas palabras con tu trabajo, idea o proyecto. Verás que a partir de estas relaciones forzadas es probable que surjan nuevas ideas.
Mtra. Mónica R. Morales Rodríguez
www.monicamoralesterapeuta.com
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