Una de las peores cosas que nos pueden pasar día a día, es no encontrar las cosas que necesitamos justo cuando las requerimos. Es en esas ocasiones cuando nos prometemos ser más ordenados y organizados, y al paso del tiempo, volvemos a dejar todo en lugares diferentes o aventados en una zona donde parece un cúmulo de olvidos…
Pareciera que es una labor titánica, tener disciplina en la vida, de hecho la palabra “disciplina” no nos gusta, porque nos lleva a pensar en un comportamiento rígido y monótono, que al final se puede tornar aburrido.
Sin embargo, la constancia en determinadas actividades nos facilita mucho más la vida de lo que pensamos. Cuando generamos una actividad constante la hacemos hábito y sin darnos cuenta poco a poco automatizamos ese comportamiento y lo hacemos parte de la vida misma, por lo tanto, nos familiarizamos con esa actividad y la ejecutamos sin poner peros al respecto; claro está que al principio podemos rebelarnos hacia esa ejecución y al paso del tiempo la hacemos sin darnos cuenta favoreciendo en mucho los objetivos planteados y sobre todo economizando tiempo y evitando así distracciones.
Es la mejor forma para domarnos a nosotros mismos, ya que la rebeldía que presentamos no es hacia una autoridad en particular; de hecho lo que hacemos es ponernos el pie a diario, perdiendo tiempo en encontrar las cosas, porque no sabemos a ciencia cierta dónde las dejamos, postergamos ciertas actividades que nos resultan engorrosas, forzándonos a ejecutarlas porque el tiempo se nos viene encima o complicamos tiempos y movimientos ocasionando esto mal humor e inclusive sentimientos de frustración.
Las personas que tienen un orden interno, viven mucho más relajadas y tienen mejores opciones para solucionar los problemas, saben actuar conforme las situaciones se presenten ya que sus ideas están mucho más concentradas, focalizan la situación y la solución y ponen manos a la obra.
¿Cómo lograrlo?
1.- No dejes para luego lo que puedes hacer AHORA. Organiza tu día al despertar y trata de generar una secuencia lógica de actividades y sobre todo no exageres en querer lograr todo en un solo momento, trata de que el objetivo del día sea realista para que no termines exhausto o con las cosas hechas a medias.
2.- Se previsor. Si contemplamos las cosas que requeriremos para la ejecución de las actividades tendremos todo a la mano cuando lo necesitemos.
3.- La abuela decía: todo tienen un lugar y cada lugar contiene una cosa… Organiza armarios, cajones, archivos, y sobre todo respeta el lugar que escogiste para cada cosa y al terminar de trabajar con determinadas cosas, regrésalas a su lugar justo al terminar, eso ahorrará la flojera de hacerlo al final del día, cuando ya estás cansado.
La disciplina es tener hábitos bien instaurados, no es algo engorroso; al principio cuesta trabajo y en 28 días de constancia, observarás que harás las cosas de manera automática. Lo importante es mantener firmeza en la realización del objetivo y mantenerse por un mes. ¡Inténtalo!
Por Mónica Morales Rodríguez.
Directora del centro de desarrollo humano Casa Shambhala
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y lo más importante, has lo que planeas quieras o no y tratando de hacer las cosas lo mejor posible.