Un Emprendedor es una persona, que busca generar valor por medio de la creación o expansión de la actividad económica, ideando y explotando nuevos productos, procesos, mercados, formas de gestión e incluso, nuevas cualificaciones profesionales.
Por tanto hay 3 requisitos que definen la labor de un emprendedor:
• Una actividad Empresarial.
• Creación de Valor.
• Innovación.
Un emprendedor es quien tiene pasión, cree en su proyecto pero lo más importante es que cree en sí mismo. Finalmente, emprender es una actitud, y ésta, permite al emprendedor desarrollar las siguientes cualidades:
– Liderazgo: Dinamiza su entorno, influyendo positivamente en quienes le rodean. Inspira optimismo y esperanza de un mundo mejor.
– Visión: Visualiza el futuro, imaginando un mundo distinto y siendo capaz de delinear algo que en realidad no existe. Imagina su idea en una obra concluida y establece los actos necesarios para su cumplimiento.
– El Trabajo como proyecto de vida: El trabajo es visto como una actividad natural que se desempeña con creatividad, iniciativa, libertad y entusiasmo y se incorpora a la vida como parte de ella misma. El trabajo, no es una obligación desagradable que, simplemente, se debe efectuar para cumplir una imposición o para ganar el sustento.
– Autogestión Emprendedora: Control de la propia personalidad y el autoconocimiento, que permite manejar los estados de motivación y orientación a la acción. La persona emprendedora es la más aguda juez de sus éxitos y fracasos, de sus progresos, claudicaciones y deserciones. Exhiben una gran dosis de independencia y autonomía de pensamiento, decisión y acción. Tiene un agudo sentido de compromiso con el mundo y se mantiene permanentemente alerta a las señales de lo que ocurre o está por ocurrir, imaginándose siempre formas alternativas de desarrollo para los acontecimientos.
– Respuesta emprendedora: Capacidad de tolerar la crisis de una derrota, superando la situación y el riesgo; viéndolo como oportunidad ante cualquier amenaza. El emprendedor se readapta a pesar de las circunstancias difíciles, y se crece ante los obstáculos. Incluye la capacidad de aprender del error y la tolerancia al riesgo y a la frustración, es decir, mira el fracaso como el inicio del éxito.
Estas cualidades, se van moldeando con el tiempo, muchas veces sin darnos cuenta, sin siquiera advertirlo, y asociándose a nuestra forma de pensar y de sentir.
No existe edad, condición ó situación personal, para poder emprender, y es tiempo de pensar, actuar y conducirnos como el emprendedor que queremos ser; de prepararnos proactivamente -con actitud positiva- en conocimientos, destrezas o habilidades que nos permitan mejorar nuestro entorno.
Y es que, si algo es necesario en cualquier País, en esta situación de Convulsión Económica, son Agentes de Cambio, que transformen nuestro mundo independientemente de donde se desarrollen, aportando valor en la satisfacción de necesidades, generando empleo, riqueza y competitividad.
Díganme que esto, no es una forma de “ENTENDER LA VIDA”.
Mtro. David Martín González.
Académico de la Incubadora de la Universidad Anáhuac.
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