El gran interrogante sobre las profesiones del futuro es con qué habilidades debemos capacitar a nuestros estudiantes y empleados. Esta discusión es la que define todos los supuestos sobre cuán preparadas estarán las instituciones educativas y empresas para el futuro.
En la era de la cuarta revolución industrial y con tecnologías que se van perfeccionando cada vez más, las empresas de todos los tamaños buscan estudiantes y personal con competencias interpersonales. Pero ¿Cuáles son estas habilidades? ¿Cómo se pueden desarrollar o enseñar? Eso es lo que buscamos analizar.
En el último estudio de D2L, El futuro de las habilidades en la era de la cuarta revolución industrial, exploramos los desafíos que plantean las tecnologías disruptivas como la robótica y la genética, y su impacto en el mercado laboral. El hecho es que si bien las tareas laborales básicas pueden realizarse (y ya lo son) fácilmente mediante la automatización otras competencias se consideran cada vez más valiosas.
Las habilidades interpersonales que implican una interacción real con otros seres humanos y la capacidad de adaptarse y de sobreponerse a la adversidad son difíciles de medir pero fundamentales para el éxito de un negocio, sea cual sea la industria. La mentalidad adaptable, una característica principal de las competencias interpersonales, es una de las principales razones de su creciente valor en el mercado laboral.
En un estudio realizado por McKinsey & Company, encontramos datos sorprendentes que van en línea con el debate propuesto por D2L. Según el estudio, aproximadamente 375 millones de trabajadores remplazarán sus categorías ocupacionales antes de 2030, con un énfasis en su capacidad de adaptarse a la coexistencia cotidiana con máquinas ultracapaces.
Una encuesta de LinkedIn concluyó que el 57 % de los líderes señalan que las habilidades interpersonales son más importantes que las técnicas. Debido a tal importancia nos tomamos la libertad de denominar a las habilidades interpersonales “duraderas” ya que son atemporales y no diferencian las categorías laborales.
Inmediatamente debajo del concepto genérico de habilidades duraderas se ubica la inteligencia emocional (IE) cada vez más importante y valorada. Habilidades como la colaboración, la comunicación y la empatía son características que contribuyen a un trabajador eficiente y adaptable.
Sin embargo, uno de los mayores desafíos de las habilidades duraderas es la dificultad de desarrollarlas. Y esta dificultad está íntegramente vinculada a un sistema de aprendizaje desfasado que prioriza las habilidades profesionales y las destrezas técnicas vinculadas a cada tipo de función que se ejerza. Se necesita un cambio de paradigma donde el aprendizaje continuo junto con el desarrollo de habilidades interpersonales sea el punto central del sistema educativo.
Las instituciones educativas deben ofrecer a los individuos recién graduados una ventaja competitiva en la fuerza laboral y esto significa adquirir no solo habilidades profesionales sino también habilidades duraderas relevantes para diferentes roles y tipos de empresas. Esta necesidad incluye:
- Modificar el plan de estudios de los cursos y programas de educación superior para incorporar el desarrollo de habilidades duraderas
- Desarrollar programas que permitan a los empleados reintegrarse periódicamente al sistema educativo con facilidad para actualizarse o adquirir nuevas habilidades
Sabemos que esta tarea no es fácil pero identificar los atributos necesarios en un recién graduado es un paso inicial y debe estar acompañado por la participación del cuerpo docente para generar apoyo y comprensión. Algunos ejemplos de atributos:
- Pensamiento crítico y capacidad de resolución de problemas
- Mente inquisitiva y con aspiraciones
- Creatividad
- Comunicación eficaz y trabajo en equipo
- Liderazgo y actitud proactiva
- Autoconciencia e inteligencia emocional
Varias universidades en Latinoamérica como la Universidad Cooperativa de Colombia ofrecen cursos de desarrollo de habilidades interpersonales para aprender a aplicar la creatividad y el pensamiento crítico; desarrollar competencias de colaboración, comunicación y liderazgo.
A medida que las instituciones de educación superior comiencen a restructurar sus programas para satisfacer esta demanda de nuevas habilidades las empresas también podrán encontrar la manera de proporcionar capacitación corporativa más eficaz y rentable en sus propias universidades.
El futuro de las habilidades y competencias personales es una realidad que necesita ser analizada. Esperamos que este artículo sirva como punto de partida para el diálogo sobre cómo desarrollarlas.
Por: Mario Sánchez, director de Latinoamérica de D2L.
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