No hay país ni sociedad en donde las madres no se sientan culpables por dejar a sus hijos debido a que tienen que ir a trabajar y no sólo nos referimos a madres solteras, sino a mujeres que están casadas y desean seguir anhelando ser productivas y proactivas, dando camino a sus sueños y realizando sus metas.
Pareciera ser una labor titánica, trabajar, cuidar a los niños y tener la casa en “orden”. Y en efecto, es una labor exhaustiva en donde la mujer realmente trabaja 24 x 7; las horas de sueño se reducen al máximo, y vemos mujeres que hacen hasta lo imposible por cumplir con todos los requerimientos impuestos por el rol, que ha sido asignado principalmente por la sociedad.
Las mujeres trabajadoras en ocasiones no tienen tiempo de revisar las estadísticas… y bien es cierto, que muchas familias que tienen presente a las madres todo el día en casa, también tienen problemas y su presencia constante no es una garantía de que los hijos marchen de manera adecuada sin presentar problemas.
Muchas mujeres que truncan sus sueños, se sienten resentidas o llenas de sentimientos de frustración que sin querer volcán sobre su hogar, provocando esto una disfunción constante en las relaciones familiares.
Por tanto lo importante es tener claro que la presencia de la madre en casa va directamente de la mano con la actitud con la cual ella interacciona todo el tiempo tanto con su pareja (si la tiene) como con los hijos.
Una madre trabajadora se siente más completa ya que cuenta con una gran estimulación que permite que desarrolle sus habilidades tanto sociales como en la ejecución de actividades; se puede sentir realizada ya que se está aprovechando al máximo a sí misma; tiene cosas que contar cuando regresa a casa y puede brindar a sus hijos un conjunto de experiencias que no tendría si sólo permanece en casa atendiendo el hogar.
Hoy en día no podemos asegurar que el estar en casa es mejor o peor para los hijos. Lo que es real dentro de los estudios realizados al respecto es que si la mujer presenta sentimientos adecuados aunados a una actitud abierta, receptiva, empática con sus hijos, se logrará que los niños marchen bien en todos los sentidos.
La calidad de la relación y la comunicación son la base en todas las relaciones humanas, el estar cercano, al pendiente de las emociones y conductas de los hijos, interesarse en sus logros, aventuras, y resultados escolares, permitirá que una madre esté presente en el corazón de sus hijos.
La culpa estará, en la medida que nosotras las mujeres le demos cabida a este sentimiento poco productivo. Lo importante es alejarnos de personas que nos inviten a sentirnos de esta manera. No sólo trabajamos para ganar dinero, el trabajo es un medio que nos permite estar activos, pensando, sintiendo, relacionándonos y sobre todo aleja los malos pensamientos y el pesimismo que se produce cuando no hacemos nada que nos resulte atractivo.
Por Mónica Morales Rodríguez.
Directora del centro de desarrollo humano Casa Shambhala
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