Con todos los cambios vertiginosos que este mundo globalizado está experimentando, no es una novedad que el sector empresarial es de los primeros que han tenido que adaptarse a ellos, incluso la estructuración organizacional también ha cambiado, ocasionando el estudio de nuevas formas de organizaciones virtuales y flexibles.
El término “Empresa virtual” que data de los años 80, ha sufrido varios cambios:
. En 1993, modelo de Roger Nagel y Dave Allen, “Nada se mueve tan rápido como una oportunidad”. Ante los mercados globales, caracterizados por su dinamismo, muchas empresas son incapaces de reaccionar oportunamente ente el entorno que les provee.
. En 1992, Willian H. Davidaw y Michael S. Malone: La revolución industrial es su eje fundamental, cuya pieza central es la nueva clase de productos y/o servicios, el cual puede ser constituido gracias a las TIC’s, dinámicas organizativas y sistemas de fabricación; dándole el plus de que puede ser realizado en cualquier momento, lugar y variedad posible.
. El 1996, Eduardo Barrera: la empresa virtual se sustenta en el teletrabajo y el Outsourcing, ya que sus costes son esencialmente variables.
En lo que se refiere a trabajar con valores intangibles, la tecnología puede ser un buen aliado o un factor negativo detonante de varios problemas; Es importante tomar en cuenta que la tecnología puede causar despersonalización y distanciamiento que pueden repercutir tanto a nivel personal, como en la productividad y estabilidad de la organización, por lo que se debe mantener el contacto presencial.
“El capital humano debe pulirse con principios y valores que se alinean con la identidad de cada colaborador, lo cual puede sonar casi imposible”, explica Luis González Aspuru, experto en innovación corporativa.
Para aprovechar la globalidad y la tecnología correctamente se debe considerar:
. Las jerarquías: Es muy importante mantener la relación empleado-empleador para que no repercuta en los resultados que se desean alcanzar. El contacto humano no debe verse sesgado por la tecnología.
. Incentivar la práctica de home office: Con el objetivo de estimular el bienestar y la motivación de los colaboradores, mejorando de este modo la productividad. La reducción de gastos pasa a segundo plano.
Sin embargo, con todos los avances tecnológicos y la globalización en donde los negocios deben ser más dinámicos, y que deben tomar decisiones rápidas y anticiparse al cambio, el 40% de las empresas en México, siguen sin dar el paso a la modernidad tecnológica.
Redacción
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