El equilibrio entre la familia y el trabajo siempre ha resultado complejo, tanto para los colaboradores como para las empresas. Recientemente, ha surgido un nuevo movimiento social laboral, pero éste no es impulsado por la idea de abandonar la empresa; sino de reestablecer los límites que hay entre el trabajo y el tiempo libre, la familia y la recreación. Poner límites sanos por el bien de los colaboradores.
De acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en el país por lo menos el 75% de los colaboradores manifiesta haber presentado signos de fatiga laboral, lo cual puede tener grandes repercusiones para la empresa y la imagen que transmite a la sociedad, ya que la renuncia silenciosa o quiet quitting se ha manifestado en las redes sociales, poniendo en evidencia la inconformidad de los equipos, los riesgos psicosociales de los trabajos y lo ausente que han estado las empresas para atenderlos.
“Se trata de personas que han decidido erradicar la ideología de estar viviendo por y para el trabajo. Laboran sólo lo necesario, sin excesos, cumpliendo con sus tareas, pero sin involucrarse en otras actividades. Es un fenómeno social que podría tener antecedentes de un colaborador desmotivado, abrumado, que ha estado inconforme con el ambiente laboral durante un tiempo considerable”, explica Abel Navajas de Affor Healt.
“Trabajar a una capacidad mínima es un síntoma de que los colaboradores necesitan apoyo por parte de quienes toman las decisiones en la compañía. La salud mental de un equipo repercute en la productividad; un colaborador agotado o fastidiado es sinónimo de que el trabajo ha invadido su vida personal, provocándole una desmotivación que es necesario revertir a la brevedad”, añade el especialista de Affor Health.
A principios del año 2021 el fenómeno social de la ‘gran renuncia’ dejó en claro que una parte de los equipos de trabajo no estaba conforme con las disposiciones adoptadas para el regreso a una ‘nueva normalidad’.
La renuncia silenciosa
De acuerdo con la última Encuesta Nacional de Empleo, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), el 26.8% de los colaboradores del país trabajan más de 48 horas a la semana. El promedio a nivel nacional es de 42.4 horas por semana
“Las cifras indican que no es falta de compromiso sino de condiciones óptimas para ser más productivo y feliz en el lugar de trabajo. La OCDE ubica a México como el país con las jornadas de trabajo más extensas, superando las 2,200 horas al año, lo cual debería ser óptimo para la productividad; sin embargo, si los colaboradores están agotados, deprimidos y con altos niveles de estrés la cifra resulta contradictoria y exhorta a las empresas a cuidar más la salud mental de su equipo de trabajo”, detalla Navajas.
La renuncia silenciosa confirma los datos de OCC mundial, donde se establece que el 46% de los colaboradores consideran que en sus trabajos hay una falta de control sobre los métodos, ritmos de trabajo y entorno laboral, así como exceso de actividades.
“Las empresas deben voltear y analizar esta realidad de que en algunas ocasiones el trabajo se ha convertido más en una fuente de estrés y agotamiento para los colaboradores que un espacio de satisfacción y felicidad.
Es un problema que, en caso de no atenderse a tiempo, repercute en los objetivos del negocio. No hay que perder de vista la premisa de que un equipo feliz es más productivo y está más comprometido”, agrega.
Nueva generación de colaboradores, nuevas formas de trabajo para cuidar su salud mental
La frase “hay que ponerse bien la camiseta” como estrategia para incentivar a los colaboradores ha quedado rebasada y obsoleta. Según el IMSS, un equipo de trabajo que no está a gusto disminuye su productividad hasta un 40%.
Un informe de OCC mundial precisa que el 35% de los colaboradores asegura tener jornadas fuera del horario establecido; el 30% argumenta que los horarios de trabajo son rígidos e inflexibles y el 26% considera que hay un equilibrio inadecuado entre el trabajo y la vida personal.
La renuncia silenciosa es un movimiento encabezado en su mayoría por millennials y centennials, es decir, colaboradores menores de 40 años de edad que están en el mercado laboral y tienen una visión diferente entre la vida profesional y personal de la que tenían otras generaciones.
“Los nuevos colaboradores quieren que las empresas incentiven la libertad, que proporcionen posibilidades de elección. Es bueno que surjan estas iniciativas porque es una gran oportunidad para que las empresas modifiquen esquemas laborales obsoletos. La salud mental del equipo puede verse afectada cuando hay pocos retos y también cuando predominan excesos. No es sencillo atender todas las insatisfacciones de un colaborador, pero encontrar el debido equilibrio entre trabajo y familia genera un mejor entorno para la productividad”, concluye Abel Navajas.
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