La OCDE señaló que México es el único país que mantuvo la tesis de que los salarios son inflacionarios; por su parte el BID en su reporte “índice de Mejores Trabajos” destacó que un crecimiento promedio anual de 4% en la generación de trabajo formal no es suficiente, sobre todo si se consideran factores como tasa de participación laboral y ocupación, así como tasas de formalidad y de trabajos con salario suficiente para superar la pobreza.
El reporte del BID indica que México “obtiene niveles por debajo del promedio regional, frente a países que han logrado colocarse en los primeros lugares como Uruguay, Chile y Panamá”.
En el contexto internacional, el desarrollo de la práctica empresarial es objeto de discusión respecto de sus criterios operativos para satisfacer las necesidades de bienes o servicios en el mercado. Han priorizado su función como entidades reproductoras del capital, a través de la maximización de sus utilidades, lo cual la aleja de la visión social de ser un motor del crecimiento económico, mediante la generación de empleos remunerados acorde con las necesidades básicas del ser humano en sociedad (alimentación, salud, vivienda, educación).
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El informe mundial sobre salarios 2018/ 2019, de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) indica que mientras en Estados Unidos los trabajadores reciben 20.8 dólares por hora, en México apenas se perciben 3; es decir, en promedio, un trabajador estadounidense gana 7 veces más, por cada dólar que recibe un trabajador mexicano, la remuneración en Estados Unidos y Canadá es de 4 dólares. Incluso al considerar la evolución de los salarios medios reales en las economías emergentes del G-20, se observa que, desde 2006, el salario medio se duplicó con creces en China, y aumentó un 60 por ciento en la India, y entre el 20 y el 40 por ciento en la mayor parte de los demás países de este grupo. Solo en México el salario real descendió.
Esta realidad refuerza los efectos de la sobreexplotación del entorno social y territorial causado en varios países la prevalencia del capital económico sobre el bienestar social.
Una de las razones que define a la actividad empresarial, es el incidir positivamente en la sociedad a través de ofertar productos y servicios que satisfagan las necesidades de la población. Ello conlleva el garantizar un nivel positivo de rentabilidad financiera para los accionistas, pero también este beneficio debe trasladarse en una mejora salarial para los trabajadores involucrados en la creación de valor de dicho satisfactores.
Desde una perspectiva de responsabilidad social empresarial, las empresas deben promover la reactivación productiva de la población, el crecimiento económico y la reducción de la pobreza.
Se trata de un camino que se debe recorrer, por una razón elemental de equidad, pero también por una razón de justicia social en donde se fomente un desarrollo económico sustentable y un progreso social de largo plazo. Por ello fortalecer la visión de una economía de mercado compatible con la generación de impactos sociales positivos en el bienestar de la población, es condición imprescindible para la supervivencia de nuestra sociedad.
Dr. Juan Alberto González Piñón, Académico de la Facultad de Responsabilidad Social de la Universidad Anáhuac México
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