Al concluir el año, un líder empresarial debe saber que todos los procesos, proyectos y colaboradores están en orden. Sin embargo, en diciembre, es cuando se refleja sí la planeación al inicio de año fue funcional o hay que ajustar. Facturas, documentos o reportes, por mencionar algunos elementos, forman parte esencial para cerrar satisfactoriamente.
Sin embargo, si sigue habiendo archivos faltantes, procesos duplicados o pagos no contabilizados, afecta el futuro empresarial en un espiral de errores, que en ocasiones es difícil rastrear la raíz. Causando prácticas deficientes que solo limitan el éxito visualizado.
A nivel macro, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) recomendó que unas de las claves en el crecimiento de la productividad en las empresas son: la simplificación de procesos administrativos y la apuesta a la innovación.
Estimaba que un ordenamiento más eficiente en todas las empresas podría dar un impulso de 5.9 puntos porcentuales del PIB. Esta visión nos hace medir el impacto cuando hablamos de particulares y/o empresas de cualquier nivel.
En el tema de la competitividad, la innovación empresarial es una tarea, continua, endémica y necesaria. Entendiendo que, a mayor competencia, mayor productividad, mayor competitividad y, por lo tanto, mayor bienestar.
Es por ello que, en una época de propósitos, quienes dirigen una empresa y/o departamento, deben enfocarse en lo siguiente, sea para repetirlo o para contrarrestarlo con las soluciones más óptimas.
- Evaluación: Si los procedimientos actuales son un freno o están acelerando el camino para alcanzar los objetivos. De ahí determinar en dónde se puede ajustar.
- Innovación: La tecnológica es una inversión que da soluciones inmediatas a las necesidades del ritmo y volumen de la empresa. Hoy es imposible esperar.
- Sistematizar: Esto minimiza los riesgos en la práctica diaria y facilita la identificación de problemas. Además, apoya decisiones comerciales, acertadas y efectivas.
- Valorizar: Analizar sí el desempeño del capital humano es óptimo. Si sus tiempos efectivos producen lo correcto o no. Clarificando funciones y tiempos, se optimiza.
“Cuando llegamos con diferentes sectores industriales, percibimos un común denominador: empresas con altos volúmenes de información y cuantiosos engranes en sus procesos, se organizan y salen bien. Pero cuando implementan tecnologías y procesos, como los ERP, hay triple ganancia: se facilita la labor de todos, se tranquiliza a los inversores y se agiliza el proceso estratégico de los mandos directivos. Entonces todo es excelente”, apuntó Julio Olmos, director de desarrollo de Intelisis, empresa especialista en ERP.
Ante esta apuesta, el gran panorama es visualizar el funcionamiento a futuro de una empresa, más la correcta valoración de procesos que cumplan con todos los requisitos para ser optimizados y elevar los rendimientos año con año.
La mejor recomendación que resume este contenido, es considerar como un propósito inmediato e imperioso, la apuesta a una mejor productividad, a través de herramientas tecnológicas que reduzcan tiempos en los procesos y que permitan mejores y óptimos cierres de año en las empresas.
Redacción
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