Por: Jorge Guadarrama Grimaldo, Coach de Negocios, ActionCOACH
Sabemos que todo en exceso es malo. Y entonces llega a mi mente frases que he escuchado a lo largo de muchas conversaciones, la principal: “A ojo del amo, engorda el caballo” ¿Qué piensas de tu negocio? ¿Te cuesta trabajo el trabajo que te inventaste? ¿Cuántas horas estas ahí?
Has cuentas:
Tu día en la oficina + las noches en vela repasando la nueva idea o el compromiso que adquiriste + los fines de semana que no fuiste a la reunión familiar + ¿De verdad seguirás sumando?
¿Es difícil o ya le tomaste gusto a tener muy poco tiempo para tu vida personal?
Quizá alguien te lo dijo en tono de burla, pero… ¿Será cierto? ¿Eres adicto al trabajo?
Los trastornos adictivos se conforman por dos componentes fundamentales: la falta de control y la dependencia. Tener una obsesión con el trabajo tiene como característica principal, una falta de control sobre las horas “equilibradas” que se deben dedicar a nuestras responsabilidades laborales, permitiendo a nuestro cuerpo y mente estar en plena armonía.
¿Y los síntomas?
- ♦ Excesivo esmero por hacer las cosas, sin embargo, nunca tienes tiempo de disfrutar los resultados, ya que en cuanto terminas alguna tarea, comienzas a trabajar en la otra sin dar tiempo siquiera a la auto reflexión y gozo de la misma.
- ♦ Estás de vacaciones, sin embargo nunca te despegas del teléfono.
- ♦ ¿Delegar? ¿Qué es eso?
- ♦ Trabajar sólo es lo ideal
- ♦ Eres la mejor compañía para cualquier persona. Hablar del negocio es lo único importante.
- ♦ Fin de semana: el mejor momento para adelantar y resolver pendientes.
- ♦ Jubilarte, faltar por enfermedad o cualquier asunto que implique no ir, te causa terror.
Si ninguno de estos puntos te identifica y reconoces que un negocio tiene la función de darte libertad con comodidades, acércate a nosotros siempre y cuando seas una persona comprometida y consiente que el futuro se construye desde hoy.