Hora de pagar la deuda histórica

Créditos bancarios asequibles para pequeños comercios, una urgencia impostergable

En México, hablar de pequeñas y medianas empresas (PyMEs) es hablar del verdadero pilar de la economía. Representan el 99.8% de los establecimientos del país, sumando más de cinco millones de negocios, los cuales dan empleo a 20 millones de personas. Pese a ello, siguen operando, en su mayoría, sin acceso a financiamiento bancario accesible, forzadas a “rascarse con sus propias uñas” y funcionar con recursos propios. Esta situación, como bien lo expone la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC), constituye una deuda histórica que el país ya no puede seguir posponiendo.

Canasta básica: más cara, menos margen

El más reciente estudio de mercado de ANPEC, realizado entre abril y mayo de este año en los 32 estados del país, reportó un incremento promedio de 1.18% en el precio de la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que hoy se ubica en $1,927.22. Estados como Zacatecas, Veracruz, Oaxaca, Durango e Hidalgo encabezan la lista de los más afectados, con aumentos que superan el 3.7%. Productos de consumo esencial como jitomate, chile poblano, aguacate, naranja y chile jalapeño también reflejan alzas significativas de hasta 14.98% en solo un mes.

Este escenario golpea directamente a los pequeños comercios —misceláneas, abarrotes, carnicerías, fruterías— que operan con márgenes ajustados y una clientela que destina casi todo su ingreso a alimentos. INEGI reportó una inflación de 3.93% al cierre de abril, y si bien la inflación general parece contenida, la alimentaria sigue presionando a quienes menos tienen.

Los olvidados del crédito

Durante la reciente Convención Bancaria, el Secretario de Hacienda Edgar Amador Zamora reconoció que México tiene un “pendiente” con las PyMEs. Una deuda moral y estructural. La banca, por su parte, guardó silencio. Pero el silencio también comunica: aceptaron tácitamente esa deuda.

El sector financiero ha gozado de utilidades históricas en los últimos años, muchas veces apalancadas por el consumo popular que precisamente dinamizan estas pequeñas empresas. Aun así, los créditos blandos para PyMEs siguen siendo una promesa incumplida. En vez de abrir líneas de financiamiento accesibles, las instituciones continúan priorizando grandes cuentas, ignorando al grueso de la economía mexicana.

¿De qué bienestar hablamos?

“¿Realmente se puede hablar de bienestar, desarrollo económico y justicia social si marginamos al motor social que sostiene el consumo?”, cuestiona Cuauhtémoc Rivera, presidente de ANPEC. Su reflexión es clara: los programas sociales no son suficientes, se necesita productividad, autonomía y financiamiento que llegue a quien más lo necesita.

Hoy, más de 70 millones de mexicanos —aquellos que viven del comercio, del esfuerzo diario— están excluidos del sistema financiero. Sin crédito no hay crecimiento, sin crecimiento no hay recaudación, y sin recaudación, el círculo vicioso se perpetúa. “No hay pago de impuestos porque no hay beneficios visibles, pero el problema de raíz es otro: no hay actividad productiva suficiente porque no se apoya”, denuncia ANPEC.

¿Cómo sí?

La discusión no puede seguir girando en torno a los obstáculos. El momento exige que pensemos en los “cómo sí”: líneas de financiamiento con tasas preferenciales, incentivos fiscales para quienes formalicen su negocio, esquemas de garantía compartida entre banca y gobierno, educación financiera y acompañamiento.

Un millón doscientas mil de estas empresas son pequeños comercios locales que generan circulante en las comunidades y contribuyen a una economía más resiliente. Apostar por ellos es apostar por la estabilidad, por el consumo interno y por la justicia social.

Hora de pagar

ANPEC es enfática: el reconocimiento de la deuda ya no basta. Es hora de pagarla, con acciones concretas. Los banqueros deben responder con créditos asequibles. El gobierno debe propiciar un entorno favorable para que estas PYMES puedan competir, crecer y aportar más al país. Como diría la sabiduría popular: “Ya no hay pretextos”.

Mientras tanto, los pequeños comerciantes seguirán al frente, enfrentando la inflación, la competencia desigual y la indiferencia institucional. Lo hacen porque no tienen otra opción, pero México sí la tiene: apoyarles, financiarles, y darles lo que por justicia les corresponde.

Porque no hay narrativa de bienestar posible si excluimos al corazón económico del país.
Porque sin pequeñas empresas, no hay grandeza nacional.

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1 comentario en “Hora de pagar la deuda histórica”

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