El presidente de la Asociación Mexicana de la Industria de Tecnologías de Información (AMITI) reconoció la imperiosa necesidad de formar Capital Humano con conocimientos y habilidades en Tecnologías de Información (TI), que esté alineado a los requerimientos actuales de la industria. Este tema es crítico, ya que es uno de los principales insumos de la Industria y un inhibidor para el desarrollo de la innovación del país.
Carlos Allende, Presidente de la AMITI expresó: “Para que México no se quede rezagado en el tren del desarrollo y la innovación, es preciso difundir la cultura tecnológica para una mayor adopción de procesos basados en TI en los sectores productivos. Hay que acercar la tecnología a la escuela, es decir, conseguir que sea más atractiva desde los niños hasta los jóvenes profesionistas y facilitar un nuevo modelo educativo donde exista total comunicación entre alumnos, profesores e industria”.
Allende enfatizó “estamos en un momento en el que la industria de las TI y las instituciones de educación deben invertir en forma conjunta en desarrollar este Capital Humano con conocimientos tecnológicos, ya que existe una brecha entre el conocimiento que el universitario tiene cuando se gradúa y lo que la industria de TI requiere.
La AMITI está trabajando muy vinculada con la Asociación Nacional de Instituciones de Educación y Tecnologías de Información (ANIEI), para el desarrollo de programas paracurriculares, con la intención de darle a los alumnos la posibilidad de que complemente sus estudios con conocimientos más aplicables en el corto plazo y que les permitan ser más productivo en el ámbito laboral y obtener mayores ingresos.
La Asociación está impulsando el desarrollo de diversos perfiles paracurriculares, para que los estudiantes graduados de las ingenierías relacionadas con las Tecnologías de Información, puedan tener una formación educativa complementaria.
En el más reciente estudio de competitividad del Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés) 2009, la educación profesional y el entrenamiento son pilares que debemos superar como Nación, ya que ocupamos el lugar 74 de los 134 países que conforman el estudio; en tanto, el pilar de innovación también muestra atraso al ocupar la posición número 90 y en preparación tecnológica el lugar 71.
El impacto que ello tiene en nuestra economía es que reduce la capacidad de las empresas mexicanas para avanzar más allá en la cadena de valor y ofertar productos y servicios especializados. La innovación nacional y la posibilidad para absorber y adaptar tecnología del exterior se ve muy limitada por el insuficiente entrenamiento en TI. De acuerdo al WEF 2009, México produce solo entre 3,500 y 6,000 estudiantes profesionistas por año, abajo del promedio internacional y mucho menos que países como Estados Unidos, Corea o incluso la India.
Así que una educación profesional de calidad y la presencia de una apropiada base de egresados con conocimientos tecnológicos y alineados a las necesidades de la industria, serán elementos indispensables para mejorar la eficiencia del país y para generar innovación, al producir nuevos bienes y servicios de exportación, aprovechando la cercanía con naciones como Estados Unidos y los acuerdos comerciales con otros países.
Cambiar este entorno de preparación del estudiante que hoy se gradúa es una tarea de largo plazo, pero como representantes de la industria de Tecnologías de Información, la AMITI está poniendo este tema sobre la mesa, coordinándose con autoridades de Gobierno, Asociaciones y Agrupaciones de Colegios relacionados para incentivarlos a que tengan un rol proactivo.
Por ejemplo, hace poco la AMITI dio a conocer que forma parte de una iniciativa denominada México FIRST, cuyo objetivo es formar capital humano certificado en el uso de las TI. Se espera que de 2008 al 2013 se capaciten a 60 mil estudiantes universitarios, profesores y empleados de la industria.
La idea es colocar a México en el 2020 entre los 20 países más competitivos del mundo. Carlos Allende señaló que es muy importante que a través de la AMITI se pueda coadyuvar a que la tecnología sea vista como el elemento de productividad e innovación y el más claro habilitador de la competitividad y se invierta en ella, a nivel personal, profesional y de las empresas y universidades.
Redacción