Hemos desarrollado a través de nuestra experiencia una metodología clara y transparente para ayudar a las empresas familiares en este proceso. Para ello la organización debe enfocarse en la profesionalización y en la planeación de la sucesión de la misma, lo cual no siempre es fácil y mucho menos sencillo, y como cualquier proyecto exitoso se debe partir por la disciplina que requiere el mismo para lograr la meta planteada.
Trabajar en la profesionalización de la operación de la empresa nace desde el establecimiento de políticas, reglamentos y procedimientos que estén debidamente implementados, y que la alta dirección de la empresa comulgue con el ejemplo de seguir dichos lineamientos.
Por parte de la familia, la creación de un Consejo Familiar, cuyo primer objetivo sea crear un “protocolo familiar” por escrito, donde este documento será la forma en cómo la familia se desempeñará en diversos aspectos: trabajo al interior de la empresa, resolución de conflictos, responsabilidades y líneas de mando en el trabajo, sucesiones, etc.
En este mismo documento se pueden planear y establecer los diferentes criterios para la sucesión de la empresa. De esta manera para los socios no es ajeno, ni de su desconocimiento, de qué manera pueden hacerse de mas participación de la propiedad de la empresa, de mas sueldos, de bonos, vacaciones, etc., en sí de todo aquello que provoca inconformidad entre los diferentes socios y que muchas veces en el momento actual quien está a disgusto no se atreve a decirlo por temor a un enfrentamiento familiar, pero que genera un clima de trabajo tenso. Sacar a flote esos problemas y proponer soluciones con base en la experiencia es parte fundamental de un asesor externo, que sin interés alguno pueda mediar y encontrar los mejores caminos, además de que es un profesional experimentado en negociaciones que no hundirá a la empresa o a la familia misma en el proceso.
De esta forma se ha trabajado en las dos vertientes: la empresa y la familia. La planeación de la sucesión en la dirección de la empresa, o en su caso de los dueños, puede ser un tema de muchos años de planeación, donde entre otros asuntos hay que elegir a la persona más adecuada para que le de seguimiento y continuidad a la empresa; debe capacitarse o formarse esta persona para tomar las riendas del negocio (en especifico este tema puede tomar años), y ya en sí, tomar las riendas, puede ser un tema que lleve tiempo también.
La familia siempre debe considerar tres ambientes dentro del entorno que vive: uno es la empresa como tal, el otro es la familia, y el último aspecto, siempre dejado a un lado, es el tema de la propiedad de la empresa, el cual es el que da la estocada final a todos los problemas existentes durante tantos años. Como cualquier proceso de aprendizaje, porque a delegar y a heredar también se aprende, entre más temprano mejor, porque la meta final del proyecto es dejar establecido un camino hacia la operación y sucesión de la empresa que sea permanente, confiable y que su dinámica permita contribuir al desarrollo de la empresa y de la familia sin conflictos.
Evidentemente antes de iniciar cualquier trabajo con la familia hay una etapa de diagnóstico en la que se evalúan y valoran las situaciones de la empresa, la familia y la propiedad de la empresa para poder establecer una estrategia a seguir y dejar las cosas en equilibrio: quienes están involucrados en la operación, que preparación tienen, cual es la competencia que enfrentan, con que personal cuentan, etc.
Gerardo Mercado Gasca, Socio de Visión Integral Organizacional, S.C.