Los pagos móviles, que permiten hacer compras con tarjetas en smartphones y tablets, están abriendo nuevos caminos para el comercio minorista y las industrias de servicios en todo el mundo desde principios de esta década.
En México, el mercado apenas comienza a surgir gracias a la creciente penetración de estos dispositivos móviles. En 2013 el crecimiento de smartphones excedió el de los teléfonos móviles estándar de acuerdo a IDC, siendo el primero de más del 50% y el segundo incluso mostrando un decremento de 20%.
Todavía, la adopción de estas soluciones de pagos móviles enfrenta diferentes retos y niveles en varias partes del mundo. Mientras que en México está entrando un año de consolidación con nuevas y específicas regulaciones para la industria de pagos móviles, lo cual podría acelerar el desarrollo y madurez del mercado, estamos todavía lejos de la realidad de países desarrollados como Suecia e incluso un poco detrás en algunos aspectos particulares de naciones en desarrollo como nuestro vecino, Brasil.
Más allá de la penetración móvil, otro factor importante que impacta el desarrollo de este sector es el acceso a internet en cada región. Los pagos móviles dependen de este servicio para poder desempeñar transacciones, así que la inversión en esta área es muy importante. En Suecia, un país donde los clientes rara vez usan efectivo, 70% de las transacciones minoristas son hechas con tarjetas de crédito 93% de la población tiene acceso a internet. Allá, incluso los vagabundos vinculados a una asociación de caridad llamada Situation Stckhol, venden periódicos y aceptan donativos con un smartphone y un lector de tarjeta. En México, la penetración de internet es de tan solo 38.5% mientras que en Brasil es del 49%.
Los mexicanos, sin embargo, están posicionados adelante de Brasil en cuanto al número de smartphones per cápita. De acuerdo a la encuesta Our Mobile Planet de Google, 37% de la gente en México usa smartphone mientras que en Brasil, sólo el 26% de la población tiene acceso a estos dispositivos.
Pero el factor crucial para la multiplicación de los lectores de tarjetas en el mundo es la demanda de pequeños emprendedores abandonados por las grandes empresas de tarjetas. El precio del equipo, las cuotas mensuales, y la burocracia para el registro y la activación hacen de ellos inaccesibles a una gran parte de la economía. Después de todo, cerca del 90% de las compañías a nivel mundial son pequeñas y medianas empresas. En Brasil y en México, por ejemplo, solo la categoría de PyMEs representan más del 95% del total de empresas existentes.
La rapidez de la inclusión de este segmento en el universo de los pagos móviles depende de aspectos culturales también. Claramente, el hábito de pagar con tarjeta hace la diferencia, siendo Suecia un gran ilustración nuevamente: los suecos tienen 21.3 millones de tarjetas en circulación y 50 POS (puntos de venta) por cada 1000 habitantes. En Brasil, con más de 705 millones de tarjetas emitidas, el radio es de 22 puntos de venta por 1000 habitantes. En México, los números son más modestos: 125 millones de tarjetas y sólo 6 terminales por cada 1000 habitantes.
Poniendo en perspectiva nuestro progreso y retos respecto de los pagos móviles, tenemos buenas razones para creer que México está en el buen camino. El optimismo es justificado:
– El acceso al internet móvil y a los smartphones y tablets está creciendo rápidamente en el país, lo cual se ve fortalecido por los esfuerzos federales respecto de estos temas.
– La industria de pagos móviles en México está creciendo con participantes locales e internacionales respaldada con la nueva legislación adoptada por el Banco Central.
Sin buscar competir con otras naciones, México necesita sólo combatir sus flaquezas estructurales para abrirse paso en este camino de una manera robusta, simplificada, democrática y más rápida de lo esperado.
Artículo original escrito por Anders Norider, CEO of iZettle Brazil y adaptado por Luis Arceo, CEO de iZettle México
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